Redacción. Descendiente de madre colombiana y padre japonés, dos culturas completamente distintas pero únicas, así es Yokoi Kenji Díaz, quien ha unido ambas naciones para mejorar la salud mental.
Recientemente, Kenji dio una entrevista a la cadena BBC, donde relató cómo nació su deseo de fusionar sus culturas para ayudar a los demás. Latinoamérica es apasionante y especial, mientras que Japón es un país de disciplina y orden.
Para Kenji, muchos bogotanos nunca han visitado Ciudad Bolívar, al sur de la capital colombiana, una zona con altos índices de vulnerabilidad. En contraste, decenas de japoneses no sólo la conocen, sino que se han enamorado de ella, de su gente, e incluso algunos se han ido a vivir allí.

La idea del escritor colombo-japonés fue sin duda atrevida, pero llena de anhelos por ayudar a los demás. Su misión ha sido mejorar la salud mental de quienes atraviesan depresión en uno de los barrios más estigmatizados de Colombia.
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Enseñanza con amor y cultura
Durante años, Kenji ha enseñado a japoneses a adoptar rasgos latinos y a latinos a incorporar aspectos japoneses, mediante programas de intercambio e inmersión cultural dirigidos a empresas y personas con alto poder adquisitivo.
Sin embargo, aclaró que no promete ningún “resultado mágico, surrealista ni sanidad espiritual, psíquica o milagrosa” para quienes participan.
Según el escritor, “hay un equilibrio entre la pasión del latino y la disciplina del japonés”, fórmula que a él y a otros les ha funcionado. Además, es toda una figura en redes sociales, con 9 millones de seguidores en Instagram y Tiktok.

También sus libros ocupan un lugar destacado en reconocidas librerías y sus conferencias son concurridas por miles de personas, lo que lo convierte en una figura influyente.
Un vida marcada
A pesar de que nació en Bogotá, Colombia, se mudó a Japón, país de su padre, cuando apenas tenía 10 años. Desde muy joven, su vida estuvo marcada por traumas típicos de un migrante, como la falta de integración, la nostalgia y la depresión.
Con el paso de los años, esas experiencias se convirtieron en la base de su profesión, combinando y enseñando aspectos de dos culturas tan diferentes para ayudar a las personas a mejorar su salud mental y crecimiento personal.
Yokoi Kenji Díaz se apasionó por la cultura japonesa y buscó obtener la nacionalidad de ese país. Sin embargo, enfrentó múltiples limitantes y obstáculos, y finalmente la vida le mostró que estaba destinado a ser un gran latino.

Sin embargo, en su ADN llevava la perfección, disciplina y orden típicos de la cultura japonesa, rasgos que no son tan comunes en América Latina, lo que provocó un choque entre ambos extremos.
“Decidí no ser de ningún lado y buscar un equilibrio entre dos culturas muy opuestas. Una, la latina, con virtudes como la improvisación, el folclor y la alegría, que en su expresión más negativa puede derivar en violencia y homicidios. Y otra, la japonesa, disciplinada, que también puede desembocar en suicidio”, explicó en su entrevista.
La importancia de la salud mental
En medio de ese dilema, el escritor pensó que podría llegar a suicidarse o incluso causar daño a alguien más. Por eso buscó el equilibrio necesario para sobrevivir entre sus dos culturas nativas, aunque muy diferentes. A lo largo de los años, sigue buscándolo, ya que no es algo completamente sostenible.
Kenji Díaz reveló que le ayudó mucho la cultura de la terapia presente en Japón y otros países desarrollados, así como hablar sobre procesos cognitivos, el cerebro, patologías y patrones de conocimiento.
Los valores que más influyeron en él fueron la disciplina estricta del japonés y la pasión del latino. Por eso destacó que hay aspectos que pueden complementarse y aprovecharse entre ambas culturas.

El escritor mencionó que, según un experimento realizado, los latinos pueden volverse amigos de los japoneses con mucha facilidad, lo que mejora positivamente su vida.
Kenji hizo énfasis en la migración y cómo muchas personas abandonan su país en busca de mejores oportunidades. Pero eso suele traer tristeza y nostalgia por el pasado. En el caso de los latinos, suelen migrar a países cercanos y con similitud cultural.