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viernes, marzo 29, 2024

Volver a la escuela

Debes leer

MELVIN MARTÍNEZ

Hace unos días la profesora Reina Berina Arias, ex alumna nuestra, me invito a conversar con sus alumnos de la escuela Discovery, en Siguatepeque ciudad de los alcitrones, porque pinos quedan ya muy pocos.

Este volver a la escuela para mí fue impresionante.
Encontrarme con niños de primero, segundo y tercer grado impactó mi memoria y mi ser de docente. Me llevaron a recordar mis años de infancia en la escuela y en ese maravilloso mundo en donde crecí, ese hermoso universo con ríos, árboles, pájaros, mariposas, amigos, familia y libertad. Los niños y las niñas sueñan con todo eso, sobre todo con la libertad, que la inseguridad en que vivimos nos ha robado.

El encuentro fue planificado por la profesora, para que los niños y niñas conocieran a un escritor.

Les juro que no podía comenzar.

Nunca me habían invitado a dirigirme a niños de los primeros grados de la escuela.

Me sentí feliz porque me encontré entre el auditorio a mi ahijada Luna Violeta, me sentí acompañado y pensé que si decía algo feo ella me defendería, Luna es una niña con una sonrisa hermosa y una gran imaginación.

Decidí entonces platicar con estos niños, empecé a contarles, quien soy, mis datos biográficos y una vez que terminé le dije que los quería escuchar.

Fue divertido levantaron la mano casi todos para pedir la palabra. Son como cincuenta niños y niñas. Casi en coro me preguntaron: ¿Que hace un escritor?, después que ¿Cuándo empezó a escribir?, ¿sobre qué escribe? ¿de que tratan sus libros?, ¿cómo se inspira?, ¿Qué es la inspiración?.
Y yo ahí. Parado frente a ellos.

Les conté de mis primeros escritos, lo inspiradores que fueron y siguen siendo, los paseos con mi padre y mis amigos al rio en mi infancia. La ternura de las atenciones de mi madre y como eso se fue inspirando mi vida y convirtiéndose en poesía, en cuento, en literatura.

Les hablé del primer periódico artesanal mimeografiado que hicimos con mis compañeros en el colegio.

Se emocionaron cuando les dije que para que mis hijas se hicieran lectoras, me reunía con algunos de sus compañeros y compañeras para motivarlos a leer y escribir, en un grupo que se llamó taller de literatura infantil “El candil”.

El más emocionado fui yo. Relaté muchas cosas de mi vida en la infancia.

Pero lo más hermoso fue cuando varios de los niños empezaron a contar sus hazañas de escritores.

Yo soy escritor, dijo Tony,  un niño, nieto de mi profesor de matemáticas en tercer curso.

Otra niña mencionó orgullosa sus escritos sobre la abuela fallecida. Un niño muy emocionado relato sus cuentos sobre las mascotas de su casa y así varios alumnos y alumnas sintiéndose escritores de historias en los ríos, en el bosque, en sus casas, otros contaban orgullosos que les gusta escribir acerca de los animales.

Los sentí muy sensibles a los golpes y dolores que sufren sus familias, pero no observe tristeza en ellos, por el contrario experimenté una gran fortaleza al sentir la ternura de sus relatos.

Tengo que decirles que me dieron una gran lección de esperanza.

Este país gobernado por corruptos cambiará, sí. Cambiará.

Nuestra patria se transformará en ese mundo de alegría, de felicidad, de libertad, de honestidad, de bondad que los niños y niñas sueñan. Yo tengo fe que así será.

Ojalá esa esperanza que transmiten los niños y niñas de las escuelas no se contamine con los antivalores que reflejan los poderosos y poderosas que se promueven en los medios de comunicación masiva.

Ojalá que los niños y niñas puedan hacer ciertos sus sueños.

Al final me pidieron que volviera, que quisieran contarme más cuentos.

melvinadalidmr@gmail.com

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