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jueves, octubre 31, 2024

Viudas y esposas misquitas de buzos lisiados luchan por sobrevivir

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Redacción. El calvario que enfrentan los buzos lisiados en la Mosquitia no solo afecta su vida, sino la de sus familias, que tienen que buscar entre pocas oportunidades, formas de llevar sustento a sus hogares.

Ese es el caso Marilú Paulisto Hilux, esposa del exbuceador Hardy Ordóñez, quien quedó parapléjico debido a una descompresión por sumersión que sufrió durante su faena.

Ella relató que luego de que su pareja perdiera la movilidad en sus piernas, su vida pasó de ser ama de casa a convertirse en la responsable del sustento de sus cinco hijos.

Ahora que es jefa de familia Marilú sale a limpiar casas y lavar ropa a vecinos de su comunidad. Y aunque la situación no es fácil, asegura que estará con Ordóñez hasta que sus fuerzas se lo permitan.

Marilú Paulisto, madre de cinco niños, su esposo quedó parapléjico tras una descompensación por sumersión.

Enfermedades

En varias comunidades remotas de la Mosquitia, se encuentran ex-pescadores inválidos, sin acceso a salud pública. Algunos tienen úlceras que van desintegrando su piel y dejando expuestos sus huesos, haciéndolos más propensos a infecciones que terminan matándolos.

«Estamos hablando de una enorme cantidad de familias que, evidentemente, al quedar el padre en estas condiciones, son afectadas de forma directa», dijo a Diario Tiempo la diputada por Gracias a Dios, Erika Urtecho.

La parlamentaria lamentó que varios buzos fallezcan porque no reciben atención médica a tiempo, ya que para llegar a un centro asistencial son varias horas de viaje vial y marítimo. Urtecho explicó que son necesarios centros de rehabilitación y cámaras hiperbáricas. Además, señaló que para solventar la problemática presentó un proyecto de Ley en el Congreso Nacional (CN).

Hardy Ordóñez urge de una terapia especializada que le permita mejorar su calidad de vida.

Desaparecidos

Por su parte, la misquita, Maribel Martínez relató que perdió a su esposo hace cuatro años en altamar. Jamás hallaron su cuerpo y, hasta el día de hoy, ella se pregunta qué fue lo que realmente ocurrió con su pareja.

«Ese día mi esposo tenía que volver a casa después de haber estado pescando langosta. Cuando el barco regresó a Puerto Lempira yo lo estaba esperando, pero solo me dijeron que se había perdido en el mar y que no habían encontrado su cuerpo», recordó.

La tragedia ocurrió cuando el menor de sus cuatro hijos tenía apenas un año. La mujer que se dedicaba a las labores del hogar, en un segundo quedó a cargo de su familia.

Así como Martínez hay alrededor de 550 viudas en La Mosquitia, según lo expresado por miembros de la Asociación Miskita Hondureña de Buzos Lisiados (AMHBLI). Algunas de ellas se dedican a limpieza de casas sin un salario estable, tratando de conseguir el sustento que apenas les alcanza para sobrevivir.

La pobreza y falta de oportunidades es una realidad a la que se tienen que enfrentar los buzos discapacitados.

Empleo

Por su parte, Karla Espinoza mencionó que cuando tenía seis años su madre falleció por causas naturales. Un año más tarde, su padre, quien era buzo, murió como consecuencia del Síndrome de Descomprensión tras 12 años de buceo.

Desde los siete años, Karla se convirtió en huérfana pidiendo ayuda en las calles y aún a sus 26 años no tiene un trabajo fijo y ni sustento diario.

En épocas del año, la escasez de alimentos empeora en La Mosquitia porque muchos de los pescadores no pueden salir a faenar, ya que se han establecido vedas que buscan la reproducción de especies.

“Hay lanchas que entran a faenar durante todo el año, llevándose nuestros recursos aún en tiempo de veda. Mientras nuestros pescadores están muriendo de hambre, tenemos nicaragüenses faenando”, denunció la diputada Urtecho.

La diputada Ericka Urtecho propuso que se construya un punto de control  por los cayos del departamento de Gracias a Dios.

Equipo

Una de las consecuencias fatales del buceo sin la preparación y el equipo adecuado, es el Síndrome de Descompresión, que ocurre cuando el paciente es afectado por una burbuja de nitrógeno que puede bloquear la circulación sanguínea.

Esto impide el paso de la sangre que lleva oxígeno y nutrientes causando la parálisis en distintas partes del cuerpo, trastornos cerebrales y en el peor de los casos la muerte, explicó Esdras Mendoza, operador de la cámara hiperbárica del hospital regional de Puerto Lempira.

Los buzos solicitan apoyo al gobierno y a las organizaciones no gubernamentales.

“Si es un buzo joven, con una edad entre 18 a 35 años y es la primera vez que le sucede, pues lo recuperamos rápido. Hace años había mucho problema respecto a que se tardaban mucho en llegar para ser atendidos, entre 48 a 72 horas, pero ahora tardan de 24 a 28 horas y por eso les va mejor”, enfatizó Mendoza.

Terapia

Después de la cámara hiperbárica, los buzos deben someterse a terapia física y acompañamiento para mejorar su salud mental, que puede tardar meses o incluso años para tratar de enfrentarse a su nueva condición, explicó la psicóloga Daina Padilla.

En su mayoría, los buzos se ven afectados en su función sexual, por lo que entran en depresión, estrés agudo y un sinnúmero de trastornos.

«Ellos piensan que la parte psicológica no es importante y solo llegan a la clínica en busca de medicamentos para calmar su dolor somático», aseguró la psicóloga.

Padilla explicó que del 100% de buzos lisiados, al menos la mitad trata de asimilar y aceptar su padecimiento. Algunos se sienten solos y caen en trastornos como la depresión. Las ideas suicidas en los afectados son constantes al pensar que no pueden sobrellevar sus vidas por la nueva realidad que enfrentan.

Muchos de los buzos afectados solo asisten a un par de sesiones de rehabilitación y sin concluir con su tratamiento deciden volver a la pesca artesanal.

Las familias miquitas sufren de múltiples carencias debido a la pobreza que azota el departamento.

Prohibición

Desde el 2013, el expresidente del Instituto Nacional de Pesca de Estados Unidos (NFI, por sus siglas en inglés), John Connelly, instó al gobierno del expresidente Porfirio Lobo al cese de pesca artesanal.

Además, solicitó cumplir con la prohibición de pesca de langosta comercial como parte del acuerdo suscrito en el 2009 con La Organización del Sector Pesquero y Acuícola del Istmo Centroamericano (OSPESCA).

La exportación de langosta representa unos $ 46.7 millones de dólares, según reportes del 2019. Este sigue siendo uno de los productos más buscados por compañías extranjeras.

Los pescadores ruegan a Dios para poder salir adelante a pesar de la adversidad.

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