Tegucigalpa. El presidente de la Comisión Interventora del Sistema Penitenciario de Honduras, Ramiro Muñoz, informó que las visitas a mareros y pandilleros, además de los acusados de narcotráfico, quedarán suspendidas a partir de este fin de semana en los principales centros penitenciarios de Honduras.
Las acciones que se están desarrollando son las que ha determinado el Consejo Nacional de Defensa y Seguridad (CNDS), para garantizar la tranquilidad en la ciudadanía a nivel nacional.
«Para ninguno de los tres habrá visita, así que ni se molesten en moverse o decir los familiares que no estaban informado de ello. A partir de este fin de semana, no hay visitas«, indicó Muñoz a Noticieros Hoy Mismo.
Los penales que no tendrán visitas y donde están los reclusos pertenecientes a grupos criminales son:
- El Pozo en Ilama, Santa Bárbara.
- La Tolva en Morocelí, El Paraíso
- El área de máxima seguridad del Centro Penitenciario Nacional de Támara y el ala donde están los acusados de narcotráfico.
«Ninguno vuelve a tener visita aquí mientras no haya orden. No es posible que nosotros estemos trayendo una visita conyugal a un líder de maras, pandillas o de narcotráfico mientras que en el país están haciendo un montón de tonteras. Eso no puede pasar y no va seguir pasando», aseguró Muñoz.
Los privados sólo tendrán acceso a la visita de su abogado defensor, tal como demanda la ley.
Lea además: Visitas conyugales deberán presentar copia de acta de matrimonio
¿Por qué tomaron estas medidas?
Según Ramirez, los hondureños se tienen que preguntar: ¿quién está generando los problemas?; además, contextualizó la muerte violenta del estudiante del Instituto España Jesús Milla Selva, los cinco muchachos localizados sin vida cuando realizaban una mudanza en Tegucigalpa y los desaparecidos en Tela, donde han estado implicados miembros de maras y pandillas, así como del narcotráfico.
También resaltó que a los líderes-cabecillas de las estructuras se les trasladó desde los centros penales hasta un módulo especial de máxima seguridad en Támara. Allí están completamente sin visitas y sin comunicación con sus familiares.
«O se educan o ven que hacen, porque el país no puede continuar con altos índices de criminalidad relacionados con estas organizaciones criminales», aseguró.
