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viernes, mayo 17, 2024

Violencia generalizada e impunidad alientan la imparable cifra de femicidios en Honduras

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Redacción. Al inicio de esta semana, Yesenia Orellana López falleció de forma violenta luego de que sujetos desconocidos le dispararán con arma de fuego en la comunidad de El Naranjito en Santa Bárbara. Su muerte la convirtió en la mujer 260 en perder la vida de manera violenta en Honduras en lo que va del 2023.

Estas cifras generan zozobra en la población femenina, un sector que se está convirtiendo en una víctima frecuente de la violencia en el país en los últimos años. Pese a que se ha señalado que la mayoría de casos caben en la categoría de «feminicidios» (asesinato de una mujer a manos de un hombre por machismo o misoginia), expertos afirman que la «violencia generalizada» en Honduras es el principal responsable de esta situación.

Por otro lado, defensoras de derechos de la mujer exigen que se investiguen las muertes violentas de féminas, porque las mismas suelen quedar impunes. En ese sentido, resulta complicado aclarar la naturaleza del móvil de cada homicidio en que la víctima es una mujer.

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Muertes violentas de mujeres en Honduras

El Centro de Derechos de Mujeres (CDM) informó recientemente que han registrado la muerte violenta de 259 mujeres en lo que va del año. A esta cifra habría que añadir el homicidio de Yesenia Orellana López, que cierra momentáneamente en 260 esta alarmante cifra.

El ente reporta un 59% más casos en comparación con las 151 fallecidas en el mismo período de tiempo en el 2022. Del total de féminas fallecidas, 38 murieron en enero, 36 en febrero, 25 en marzo, 22 en abril y 28 en mayo. Además, 91 mujeres murieron de manera violenta en el mes de junio

Mientras tanto, en lo que va del mes de julio se han reportado 20 mujeres muertas de forma violenta en Honduras.

CDM amplió para un medio internacional que dentro del total de las mujeres fallecidas se contabilizan las que murieron en la matanza de la Penitenciaría Nacional Femenina de Adaptación Social (PNFAS) el pasado 20 de junio. En la tragedia perdieron la vida 46 féminas, de las cuales 23 murieron víctimas de armas de fuego y blanca, y las 23 restantes fallecieron calcinadas.

El CDM detalló que el 60% de las víctimas en este año, es decir, 144 mujeres, murieron a causa de heridas de arma de fuego empleadas por sus agresores, en su mayoría, personas desconocidas.

El 45,8% de las mujeres asesinadas eran menores de 50 años y el 58% de los crímenes ocurrieron en la capital de la República, departamento de Francisco Morazán, amplió el ente.

La matanza en CEFAS influyó para que en junio se registrara un importante incremento en los femicidios.

Denuncias de violencia doméstica o maltrato familiar

De acuerdo con el Sistema Nacional de Emergencia 911, en el primer semestre del 2023 se registraron 19,142 denuncias de violencia doméstica y 26,662 de maltrato familiar (antes conocida como violencia intrafamiliar).

Las denuncias por violencia doméstica se reportan con más frecuencias en los departamentos de Francisco Morazán, Comayagua y Cortés. Mientras que las de maltrato familiar se registran en Cortés, Francisco Morazán y Yoro.

Otro dato alarmante es que el 95% de los casos de mujeres asesinadas siguen impunes en Honduras. La poca investigación propicia a que esta situación permanezca así, de acuerdo a datos oficiales y de organizaciones feministas.

Datos del 911
Cifras de denuncias por violencia doméstica y maltrato familiar. Fuente: 911.

Investigación de muertes violentas de mujeres

La defensora de derechos de la mujer, Honorina Rodríguez, manifestó su descontento en relación a las investigaciones de las muertes violentas de mujeres en Honduras.

«Es realmente indignante la no investigación de las muertes violentas de mujeres, que desde hace 15 años para acá los niveles de no respuestas son del 95%. Solamente se atiende del 5 al 7%», expresó Rodríguez.

De la misma manera, criticó las «excusas» utilizadas por las autoridades. «Se argumenta falta de recursos técnicos, financieros, logísticos y sabemos que es así. Por eso es que las mujeres siempre estamos diciendo asignen o reasignen presupuesto«, dijo.

La defensora aseguró que las mujeres que se postulan para fiscal general y fiscal general adjunto de la República deben buscar cambios en el Ministerio Público en caso de resultar electas.

«Y a las nuevas autoridades, una vez electas, esperamos que cambien ese modelo y atención tan vertical, que se acerquen más al pueblo hondureño», agregó.

Defensoras piden justicia para los casos.
Defensoras piden justicia para los casos.

Muertes de mujeres «quedan en la impunidad»

Por su parte, la defensora de derechos de la mujer, Ana Lucía Pérez, manifestó que el Estado no ha tomado medidas significativas para reducir el aumento de muertes violentas de mujeres en el país.

Muertes que quedan en la impunidad porque el «Estado se niega a dar información sobre los hechos», expresó. También, dijo que como no se investigan las muertes violentas de las mujeres, no se puede esclarecer si se trata de un feminicidio o de un hecho criminal aislado.

«Vemos que hay muerte de mujeres con características de crimen organizado. Pero no podemos decir que ellas eran parte de la estructura o eran pareja sentimental de alguien de esas estructuras», señaló.

Es decir, que «mientras no haya una investigación, no podemos dar mayores detalles» sobre las causas de las muertes contra féminas, puntualizó.

«Como estas muertes quedan en la impunidad, no podemos saber si tienen que ver con algo íntimo o es algo externo a la relaciones íntimas», concluyó Pérez.

Muertes violentas de mujeres
La mayor parte de las muertes quedaron impunes.

Sociedad normaliza muertes violentas

Según el sociólogo Pablo Carías, la sociedad ha normalizado las muertes violentas en el país y las muertes violentas de mujeres no son la excepción. Esta situación es «delicada» porque evita que la población comprenda a profundidad el fenómeno.

«La reacción de las personas ha ido cambiando. Las muertes se volvieron una situación tan repetitiva y lamentablemente está llevando a algunos miembros de la sociedad a ver como natural ya la muerte violenta», explicó.

En ese sentido, manifestó que «eso es terrible, porque es una especie de cultura de afectación, de ver eso como normal».

«Los hechos de dolor y violencia, cuando son repetitivos, tienen ese efecto negativo que pueden llevar a acostumbrar y ver como natural una muerte violenta. También, pueden llevar a la población a verlo como normal y eso es grave y delicado», expuso.

Por lo anterior, mencionó que hay personas que pueden transitar a la par de un cadáver, ya sea de hombre, mujer o niño(a), y «no se inmutan», porque en la sociedad se «normalizó» este tipo de hechos. Es decir, la muerte violenta de una persona forma parte del acontecer diario del país, y cuando no se registran muertes violentas, entonces, «no es un día normal» para la población.

«Antes una muerte causaba una expectación que hoy no se ve», puntualizó Carías.

Además, resaltó que en Honduras, tres décadas atrás, una muerte violenta en la vía pública «era motivo de expectación», porque eran hechos pocos comunes. Sin embargo, actualmente las muertes violentas se han incrementado, y entre ellas se hallan las de mujeres.

Las estadísticas muestran los alarmantes números de los homicidios en perjuicio de mujeres.

«Violencia generalizada», factor de muertes violenta de mujeres

Por otra parte, Carías recalcó que la muerte violenta de mujeres se debe a la violencia generalizada y no a que Honduras sea un país tradicionalmente machista, como habitualmente se ha dicho.

«La muerte violenta de mujeres tiene que ver con una situación de violencia generalizada. En el país ya casi todas las personas, no importa el género ni edad, están siendo víctimas de la violencia». Sin embargo, «la muerte de mujeres tiene un impacto social y económico bastante grave«, explicó.

Además, el sociólogo enfatizó en que «todas las muertes son delicadas y tienen consecuencias». Sin embargo, reconoció que «en el caso de la mujer es un daño doble».

Por lo anterior, reiteró que «ya no hay un sector de la sociedad sobre el que pudiera decirse que está dirigida la violencia, sino que está generalizada. Es una violencia que no respeta ni tiene ninguna consideración con respecto a los temas de sexo. No importa si es mujer, hombre, niño(a) o adulto mayor«.

Es una situación grave, «donde se rompieron todos los esquemas, valores y consideraciones», recalcó.

Finalmente admitió que «puede ser que haya algunos casos en los cuales todavía se refleje el odio hacía la mujer y machismo, pero eso no es tan significativo». Pero concluyó en que «influye más la variable de la generalización de la violencia«.

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