Tegucigalpa, Honduras. Durante la audiencia inicial contra el exjuez Marco Vallecillo, acusado de extorsión, la Fiscalía presentó el viernes un testimonio clave como parte de las pruebas que reveló la manera en que operaba.
Uno de los dos testigos protegidos, cuya declaración fue recopilada durante la prueba anticipada el 19 de agosto, ofreció detalles sobre las actividades ilícitas del exjuez.
Según el testigo, Vallecillo, en complicidad con Nelson Sierra y el abogado Reinaldo Leiva, se acercaron a un empresario, presuntamente bajo investigación por la Unidad Fiscal Especializada Contra Redes de Corrupción (UFERCO). Los tres se ofrecieron a cerrar el caso a cambio de dos millones de lempiras. Sin embargo, esta suma no llegó a entregarse debido a retrasos en las citas y negociaciones.
En el testimonio menciona que Vallecillo solicitó un adelanto de 200,000 lempiras para la compra de puertas para su casa en construcción. Posteriormente, pidió un segundo adelanto de 1.5 millones de lempiras, argumentando que tenía que realizar pagos relacionados con el caso que avanzaba en contra del empresario.
Lea también: Hoy se conocerá la resolución contra el juez Marco Vallecillo
Cita con el fiscal general
El relato también revela que Vallecillo organizó una reunión entre el empresario y el fiscal general de la República, Johel Zelaya. Durante ese encuentro, el empresario confesó al fiscal general la situación en la que se encontraba. Detalló cómo Vallecillo y sus cómplices le exigían tres millones de lempiras, supuestamente destinados a la fiscal María Tejada, Nelson Sierra, Reinaldo Leiva, el juez y el propio fiscal general.
Tras escuchar la confesión, el fiscal general le pidió al empresario que colaborara en una operación encubierta contra Vallecillo. El empresario aceptó y se coordinó una reunión en un establecimiento al sur de Tegucigalpa para realizar una entrega controlada de dinero, según acusaciones.
El testigo protegido narró que durante la cita, el juez Vallecillo entró en el vehículo del empresario y conversaron por unos 10 a 12 minutos. El empresario le entregó un maletín con dinero, diciendo: «Aquí está la recompensa por apoyarme y haberme conseguido la cita con el fiscal general».