Redacción. Durante décadas, el desarrollo de una vacuna contra el VIH ha representado uno de los mayores desafíos para la ciencia médica. Pero hoy, nuevos ensayos clínicos con tecnología de ARN mensajero (ARNm) están generando un entusiasmo renovado en la comunidad científica.
Dos vacunas experimentales desarrolladas por la farmacéutica Moderna han mostrado resultados prometedores, capaces de desencadenar una fuerte respuesta inmunitaria tanto en humanos como en modelos animales, según un estudio publicado en Science Translational Medicine.
El VIH continúa siendo una amenaza mundial: solo en 2024, 1,3 millones de personas contrajeron el virus, incluidos 120,000 niños. Aunque los tratamientos actuales permiten a las personas con VIH llevar una vida prolongada y saludable, el desarrollo de una vacuna eficaz sigue siendo una necesidad urgente.

Un nuevo enfoque para un virus escurridizo
El VIH representa un reto único para la ciencia: se esconde del sistema inmunitario y muta con gran rapidez, lo que le permite evadir las defensas naturales del cuerpo. Por ello, una vacuna eficaz no puede enfocarse en una sola cepa, sino que debe inducir anticuerpos “ampliamente neutralizantes”, capaces de bloquear múltiples variantes del virus. Provocar este tipo de respuesta ha sido, hasta ahora, extremadamente difícil.
Sin embargo, las vacunas basadas en ARNm abren una vía novedosa. Aprovechando la experiencia ganada durante la pandemia de COVID-19, los investigadores diseñaron vacunas que codifican una proteína clave del virus: el trímero de la envoltura, responsable de iniciar la infección al adherirse a las células inmunitarias. Se desarrollaron dos versiones: una forma soluble (flotante) y otra anclada a la membrana celular, simulando con mayor precisión el comportamiento real del VIH.

En un ensayo con 108 adultos sanos, se aplicaron tres dosis a cada participante en un período de seis meses. Los resultados fueron reveladores: cerca del 80 % de los vacunados con la versión anclada desarrollaron anticuerpos capaces de impedir que el virus ingresara a las células. En contraste, solo el 4 % de quienes recibieron la versión flotante mostraron una respuesta similar.
Seguridad, memoria inmunológica y próximos pasos
Además de producir anticuerpos neutralizantes, las vacunas también activaron células B de memoria, lo que sugiere una protección duradera. Esta capacidad es fundamental para hacer frente a virus persistentes como el VIH. Según los investigadores, este tipo de respuesta podría preparar al sistema inmunológico para actuar rápidamente ante futuras exposiciones.
En cuanto a la seguridad, las vacunas fueron bien toleradas en general. Los efectos secundarios fueron similares a los observados con otras vacunas de ARNm: fatiga, dolor muscular, fiebre leve, náuseas y dolor en el sitio de aplicación. Sin embargo, se detectaron siete casos de urticaria persistente, una reacción cutánea no esperada que requerirá seguimiento en fases futuras.

Los autores del estudio reconocen que estas vacunas no lograron generar aún anticuerpos ampliamente neutralizantes contra todas las variantes del VIH. No obstante, subrayan que el ensayo representa un avance estructural crucial: por primera vez, una formulación logra imitar fielmente la presentación natural del virus y desencadenar una respuesta sólida.
El camino hacia una vacuna definitiva sigue siendo largo, pero la rapidez de diseño que permite el ARNm y su eficacia para activar el sistema inmunológico posicionan esta tecnología como una de las más prometedoras frente al VIH. Ensayos de mayor escala ya están en planificación y podrían confirmar si esta estrategia tiene potencial real para prevenir nuevas infecciones.
Para personas que viven en regiones con acceso limitado a tratamientos, una vacuna de pocas dosis y efecto duradero podría transformar el manejo del VIH. Más allá de la prevención, se vislumbra también un futuro donde el virus pueda contenerse con herramientas seguras, accesibles y sostenibles.