Amanda Jessu, de 23 años, fue a urgencias porque sufría «calambres en el estómago», pero lo que le pasaba es que estaba embarazada de 35 semanas y a punto de dar a luz.
A pesar de haber ganado peso, sufrir náuseas y dolor de espalda Amanda, de Kent en Reino Unido, no cayó en la cuenta de que podría estar embarazada. Incluso, durante estos meses, siguió saliendo por las noches como siempre y bebiendo alcohol.
La joven no dio ninguna importancia en estos meses a los kilos de más que había cogido. Sobre sus dolores de espalda, creía que podrían deberse al trabajo y los cambios de humor a una depresión.
Esto unido a que durante el tiempo que duró la gestación continuó tomando la píldora anticonceptiva y tenía la menstruación con normalidad, hizo que Amanda se llevase la sorpresa de su vida cuando le dijeron en el hospital que estaba embarazada.
Según ha comentado la mujer al diario inglés Daily Mail, de haber sabido que estaba embarazada habría moderado sus noches de fiesta. Afortunadamente, Amanda y Ben, su pareja, tuvieron un bebé sano de nombre Terrance.
ABC
