CIUDAD DE MÉXICO. Autoridades de Estados Unidos (USA) deportaron ayer lunes, a México, al excapo y exlíder del Cártel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén, por lo que ahora será juzgado en tierras aztecas.
La entrega formal se desarrolló en la ciudad fronteriza de Tijuana, indicó el gobierno de México a través de comunicaciones oficiales. Cárdenas regresa a su país tras 17 años preso en USA por narcotráfico y lavado de activos.
Sin embargo, lo liberaron el 21 de agosto pasado para que así México lo pueda procesar judicialmente por delitos relacionados con el narcotráfico. A Cárdenas se le considera como uno de los capos más conocidos de la historia del país azteca.
Una vez puesto en México, elementos de la policía e inmigración lo custodiaron. Luego, lo trasladaron a un penal de máxima seguridad a unos 80 kilómetros de la Ciudad de México, donde estará recluido en lo que se desarrolla el proceso.
«Se entregó en deportación controlada en la frontera entre México y los Estados Unidos de América, en Tijuana, Baja California, a Osiel Cárdenas, a quien se le internó en el Altiplano en el Estado de México, por los delitos de delincuencia organizada, contra la salud y operaciones con recursos de procedencia ilícita», dijo una fuente del gobierno mexicano.
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Su accionar criminal
Las autoridades mexicanas detallaron que el exlíder del Cártel del Golfo, de 57 años, fue responsable de algunos de los episodios de violencia entre bandas más sangrientos en la historia reciente del país.
A él se le atribuye la transformación del narcotráfico en el país, justamente a través de la adopción de tácticas «hiperviolentas» como las decapitaciones.
Otro aspecto que lo define es la fundación de ‘Los Zetas’, un brazo armado del Cártel del Golfo compuesto por antiguos miembros de las fuerzas especiales del Ejército de México.
Más tarde, Los Zetas se separaron y se convirtieron, durante un tiempo, en el grupo criminal más mortífero de México. Sin embargo, desaparecieron.
También, lo apodaron «El Mata Amigos», y se le dio captura en 2003 en Tamaulipas (noreste de México) y luego lo extraditaron en 2007 a Estados Unidos. En ese país lo condenaron en 2010 a 25 años de cárcel y al pago de 50 millones de dólares.