Redacción. Alrededor de 545.043 migrantes, en su mayoría de Venezuela, cruzaron Honduras en 2023 con el objetivo de llegar a Estados Unidos, informó este viernes el Instituto Nacional de Migración (INM).
El número de migrantes que ingresaron al país entre el 1 de enero y el 31 de diciembre del año pasado es un 188,6 % superior a los 188.858 extranjeros registrados en 2022, según las cifras del INM.
Del total de migrantes que llegaron a Honduras, 228.889 eran de Venezuela. Sigue Cuba (85.969), Haití (82.249), Ecuador (46.086), Colombia (13.136), Guinea (12.902), China (12.184) y Senegal (8.964), precisó la institución hondureña.
Los restantes 54.664 migrantes que ingresaron al país proceden de más de una treintena de países del mundo, incluidos asiáticos y africanos, detalló el INM. El ente enfatizó que las autoridades migratorias han «garantizado un trato digno y el respeto a los derechos humanos» a los viajeros.
Alarmante cifra
Muchos de los migrantes irregulares son acogidos en cuatro Centros de Atención al Migrante Irregular (CAMI) habilitados por el Gobierno. Ahí toman sus datos biométricos y reciben alimentación y atención médica.
El Gobierno de Honduras anunció el pasado 28 de diciembre que no impondrá sanción administrativa a los flujos de migrantes extranjeros que ingresen al país. A ellos además se les otorgará un permiso especial de permanencia en el territorio nacional hasta por un término de diez días.
Las medidas se tomaron «en vista de la no aprobación de la prórroga de la amnistía migratoria vigente hasta el 31 de diciembre» de 2023. El INM culpó en un comunicado a los diputados del opositor Partido Nacional «y sus aliados en el Congreso Nacional», en alusión tácita a otras bancadas de oposición.
En Honduras, un paso obligado de migrantes latinoamericanos, africanos y asiáticos, los migrantes sufren muchos atropellos. Principalmente, está el cobro ilegal del transporte interurbano, o de agentes policiales, de acuerdo al Comisionado Nacional de Derechos Humanos (Conadeh).
La mayoría de los migrantes que transitan por Honduras lo hacen por «puntos ciegos» a través de traficantes de personas, conocidos como «coyotes». Ellos no siempre los llevan hasta la frontera con Guatemala, de acuerdo a autoridades y organismos de derechos humanos.