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jueves, marzo 28, 2024

UNAH: Si no hay reactivación, la «frágil» economía de Honduras va a «sucumbir»

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TEGUCIGALPA, HONDURAS. En dos o tres meses, la debilitada economía de Honduras no soportaría más las afectaciones por la crisis sanitaria, según la proyección de Henry Rodríguez, jefe del departamento de Economía en Ciudad Universitaria (CU), campus en la capital de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH).

Esa, entre otras consideraciones sobre la problemática actual, las brindó el experto a Diario TIEMPO Digital luego de que, con su propia redacción, en conjunto a otros compañeros, emitieron un boletín acerca de la reactivación económica que está en proceso.

A criterio de los economistas de la máxima casa de estudios, es indispensable una reapertura de la economía, pero sin poner en riesgo a la población. Mientras solo algunos rubros han reiniciado actividades, ¿cuál es la realidad económica? Rodríguez lo dilucidó.

«Estamos conscientes de que nuestra economía es pequeña y está debilitada por la crisis. No podremos soportar en el futuro cercano. En dos o tres meses vamos a sucumbir», expuso de manera preliminar.

Y prosiguió, para describir algunas de las razones del panorama vigente: «Una es la caída de la producción. No se está teniendo la cadena fluida que debería de haber entre la producción, distribución y consumo. Por otro lado, también han disminuido los ingresos del Gobierno».

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Aspectos para la reactivación económica

En el escrito provisto por la UNAH, se describe a la economía hondureña con la característica de ser «frágil»; esa ausencia de fortaleza «se ha traducido de manera significativa en el desarrollo y bienestar de la sociedad».

Asimismo, los economistas plasmaron en su análisis que es igual de perceptible la parte contraria, es decir, cómo se han mantenido los altos niveles de pobreza, precariedad laboral y desigualdad en distribución de ingresos. A eso, suman una política fiscal poco incluyente.

En base con lo anterior, consideran que hay múltiples factores para desarrollar, eficazmente, la reapertura «inteligente» de la que se habla en las cadenas de radio y televisión.

Como primer punto, señala que debe tomarse en cuenta el tiempo que dure la pandemia y su nivel de intensidad, el cual estará representado por el porcentaje de la población contagiada.

Seguido, se contempla que hay un contraste de opiniones populares: quienes dicen que debe prevalecer la salud y no aspectos económicos (postergando así los pasos hacia la «nueva normalidad»), y las personas cuyo punto de vista recae sobre una indispensable reapertura inmediata, aunque progresiva, de los sectores.

Al respecto, la observación que expuso el grupo de especialistas es que el no efectuar la reapertura de la economía de Honduras conllevaría un peligro de ahondar más la crisis tanto monetaria como social.

La consecuencia también incluiría un deterioro de la estructura productiva -tal como Henry Rodríguez explicó a TIEMPO- y empeoraría la situación del desempleo, además de la seguridad alimentaria y los índices de pobreza.

Reactivación parcial, no total

Rodríguez detalló que la reactivación, dado que hay factores inobjetables, debe presentarse solo en ciertos lugares, no donde los contagios permanecen incesantes.

«Hay lugares donde puede hacerse. La prioridad está en los bienes elementales para satisfacer las necesidades de la población, alimentos y medicinas, sobre todo. Los bienes de lujo no son importantes y los negocios que los proveen tendrán que permanecer cerrados», describió.

En otros sitios, donde la curva se mantiene en considerable ascenso, dijo que igual podría ser factible, pero bajo medidas estrictas. En algunos lugares, simplemente sería inviable sin poner en riesgo a los pobladores.

Sobre el transporte público, un factor incidente, explicó que sí es posible que vuelva a operar. «Podemos manejar los buses, taxis y mototaxis por turnos», expresó.

«Shocks» en la economía de Honduras

Otro punto que destacó el departamento de Economía de la UNAH es que la pandemia aqueja a casi todo el mundo. Por tanto, dice el documento que habrá shocks o impactos tanto externos como internos para Honduras.

Esos golpes serán producto de que los principales socios comerciales del país cinco estrellas están sufriendo la crisis también, mediante un «debilitamiento de las cadenas globales de valor y una disminución de demanda externa e interna». De igual forma, se presentan bajas sustanciales en los servicios turísticos y en el envío de remesas.

¿Por qué las consecuencias a nuestros socios generan un gran impacto colateral a Honduras? El entrevistado lo explicó a plenitud.

«Esta es una pandemia mundial. Conseguimos de ellos materias primas y combustibles; esas economías están paralizadas y eso nos va a afectar. Es casi seguro que los precios van a variar y eso va a provocar que nuestra industria se ponga precaria», estimó.

Daños perceptibles: ¿y el PIB?

El planteamiento institucional añadió que, durante el período de crisis, tal como es perceptible, las principales actividades económicas han sufrido drásticos egresos por el detenimiento de labores.

En ese sentido, se listó a los hoteles, restaurantes, sector construcción, comercio al por mayor y menor, industria manufacturera, transporte y actividades inmobiliarias. Además, se enumeró a las comunicaciones, la intermediación financiera y la producción de alimentos, aunque se aclaró que esos últimos a menor escala.

Además, se tomó las proyecciones planteadas por organismos regionales como la Secretaría de Integración Económica (SIECA) y el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), entre otras entidades, para anticipar que la caída del Producto Interno Bruto (PIB) podría llegar hasta un -7 por ciento, en el peor escenario.

Rodríguez considera que, por ahora, los problemas no están tan agravados debido al otorgamiento de préstamos y otros que vendrán. No obstante, auguró que, si la crisis se prolonga, el Gobierno entraría en precariedad «y no tendría los medios para hacerle frente a las necesidades sanitarias y atender los sectores elementales».

Por todo lo anterior, el economista concluyó que es imprescindible la reapertura económica, pero, reiteró que debe ser de forma segura, sin poner en peligro a ningún sector poblacional. Además, dejó el recado a las instituciones públicas y privadas de que la crisis puede servir para incentivar áreas productivas «novedosas».


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