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viernes, mayo 17, 2024

Una Utopía llamada COP-21

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Por: Ruy Díaz Díaz

Para salir del callejón al que el modo de producción capitalista nos ha llevado se requiere asimilar la idea  que los problemas de pobreza y desigualdad descansan  sobre una realidad biofísica relacionada con un desigual reparto de los recursos proporcionados por los ecosistemas del planeta.

En esa dirección Mateo Aguado (El rostro socio-ambiental de la violencia estructural del capitalismo) señala que hay que romper con los silencios existentes para adoptar compromisos políticos que ayuden a recorrer una auténtica transición global hacia horizontes civilizatorios de justicia social y sostenibilidad ecológica; que permitan a todo ser humano vivir una vida digna dentro de los límites biofísicos del planeta.

La injusta realidad mundial, a partir de la cual se explican innumerables conflictos ecológico-distributivos a lo largo y ancho del mundo, continua Aguado, es fomentada intencionadamente por núcleos de poder que se benefician del status quo obteniendo opulentas ganancias que se basan en la explotación de ecosistemas y seres humanos.

Estos selectos grupos sociales empujan a millones de personas a malvivir dentro de trampas socio-ecológicas de pobreza y degradación ambiental para poder seguir disfrutando de unos estilos de vida despilfarradora y desenfrenada que encuentran en el paradigma del crecimiento continuo su justificación y respaldo.

En ese sentido, el noble propósito de la justicia global es una cuestión socio-ecológica intrínsecamente ligada al ejercicio de la política. Desgraciadamente, ante el incontenible crecimiento demográfico, el empleo de los recursos naturales renovables resulta  indetenible, sin que se cumpla la función de alimentar y satisfacer las necesidades elementales de la población mundial en constante aumento, por cuanto el crecimiento económico no está dirigido a satisfacer las necesidades de las mayorías, sino, a la acumulación capitalista de un muy reducido número de empresarios.

En las propuestas de mitigar el calentamiento global no se concibe la posibilidad de abolir la concepción de la economía sustentada en el consumismo insaciable de materias primas que reclaman la industria del ensamblaje, la economía de la acumulación capitalista y la avaricia de la ganancia desbocada.

De esta manera, el discurso de los gobernantes de los países de Europa Occidental, EEUU y del resto de los países económicamente poderosos en la COP 21 es ilusorio, por cuanto ningún país va a interrumpir la explotación de las minas, la extracción de hidrocarburos, el derribo del bosque, la contaminación del ambiente y/o los planes de desarrollo económico para evitar el cambio climático en tanto que ello implica estancar su progreso y seguir a expensas de la geopolítica definida por el resto de países poderosos.

Ningún gobernante va a intentar siquiera discursar alrededor de propuestas tendientes a detener el inescrutable del progreso. Plantear lo contrario forma parte del soflama farandulero y demagógico de los ideológicos del capitalismo y de las necesidades de la  acumulación capitalista.

 

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