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viernes, mayo 3, 2024

Una dama solidaria

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Oswaldo Martínez Alvarez

Ana Ruth Rivera López es una ex-reina de belleza de Honduras que dedica su vida a solidarizarse con la gente más pobre, particularmente con los niños marginados de La Lima.

Hija del matrimonio formado por don Napoleón Rivera y Ana María López, nació un 15 de junio de 1974 en el histórico campo bananero de San Juan Curva, ubicado cerca de las comunidades de Cruz de Valencia, Tacamiche, Copen Viejo, Copen Nuevo y la aldea el Paraíso.

Sus años de primaria los realizó en la escuela pública Manuel de Jesús Valencia y se graduó de Perito Mercantil y Contador Público en el instituto oficial Patria de La Lima.

Desde pequeña se inclinó por los concursos de modelaje y en 1992 participa en el certamen de Miss Lima. En 1993 llega al Miss Honduras donde ganó el titulo de Señorita Amistad.

En 1998 representa a Honduras en Houston Texas en el Miss Perla del Pacífico quedando en segundo lugar recibiendo el premio de Miss Cultura.
En ese tiempo Ana Ruth combina sus actividades sociales con el deporte comenzando a practicar el Karate con el conocido Sensei Miguel Angel Díaz.

En el año 2013, vuelve a las pasarelas y participa en el Señora Centroamérica, evento que se realizó en Hoston donde gana el primer lugar.
En Estados Unidos, se especializa en cuidados especiales para veteranos de guerra. Trabajó más de 11 años atendiendo a parapléjicos y ha viajado por muchos países del mundo.

Ana Ruth, decide dar un cambio radical en su vida y comienza a realizar distintas actividades sociales para colaborar con instituciones de beneficiencia y de solidaridad con las personas más necesitadas.

Lleva unos 16 años apoyando a comedores populares infantiles de La Lima, donando ropa, juguetes y útiles escolares. Uno de sus retos fundamentales es organizar una red de solidaridad con las mujeres que padecen de cáncer de mama y que no cuentan con los recursos financieros para atender su enfermedad.

Por lo general, las reinas de belleza viven de la suntuosidad, de las falsas vanidades, de apego a las cosas materiales y son pocas las que se involucran en este tipo de actividades solidarias.

Este gesto de Ana Ruth, es un ejemplo de sencillez humana, de solidaridad evangélica que se refleja en el mensaje del apóstol Pablo » quien no ama a su hermano a quien ve, como puede amar a Dios a quien no ve «.

Este trabajo de Ana Ruth ha sido silencioso, sin publicidad ni pomposidad. Nosotros hoy lo hacemos público para que sirva de ejemplo a muchas personas que son indiferentes ante el sufrimiento de los más pobres.

Te felicitamos por tu nobleza y solidaridad, por ese esfuerzo permanente de ayudar en lo que está a tu alcance para llevar un poco de alegría a los niños desprotegidos de La Lima.

Periodista y Cantor Callejero.

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