Redacción. A veces, el amor deja rastros escritos que duelen más cuando la historia termina en tragedia. Así ocurrió con Yolani Elizabeth Herrera Chicas, una joven de 25 años que fue asesinada el miércoles 11 de junio en Santa Rita, Yoro, por su expareja, quien hoy es el principal sospechoso del crimen.
Días después de su muerte, entre la rabia y el luto, comenzaron a circular capturas de pantalla de lo que habría sido una de sus últimas publicaciones en redes sociales. En ella aparece un mensaje cargado de ternura, dirigido a su hija pequeña y al hombre que, más adelante, se convertiría en su verdugo.
“Mi amor lindo. Zamira y Carlos Ponce me enseñaron a amar”, escribió Yolani en un texto acompañado de fotos familiares.
No imaginaba entonces que aquel sentimiento, que alguna vez fue refugio, se transformaría en una amenaza.
Una vida interrumpida
Yolani fue asesinada a plena luz del día, en la Feria del Artesano y el Agricultor de Santa Rita, mientras esperaba a su cuñado. Según la Policía Nacional, su agresor –un guardia de seguridad de 28 años– le disparó tras una discusión, en lo que las autoridades califican como un ataque de celos.
El sujeto fue capturado al día siguiente en el mismo municipio, con un arma de fuego que se presume utilizó para ejecutar el crimen.
Su muerte desató conmoción entre familiares, amistades y vecinos. La joven, madre de una niña menor de edad, era conocida por su carácter tranquilo y su amor por la familia. Su entorno asegura que había decidido terminar la relación por los constantes celos, amenazas y presiones que vivía.
“No quería seguir sufriendo”
En declaraciones, Franklin Herrera, padre de la víctima, aseguró que su hija había roto la relación con su agresor hace dos meses.
“Mi hija no quería regresar con él, ya la había amenazado. Casi todos los días la hostigaba para que regresara con él. Pero ella ya no quería seguir sufriendo”, expresó.
Relató que la separación no estuvo fácil, y que Yolani intentaba rehacer su vida con dignidad, pero seguía perseguida emocionalmente por quien no aceptaba el fin de la relación.
Al cuerpo de Yolani lo sepultaron el viernes 13 de junio en el cementerio municipal de Santa Rita, en un ambiente cargado de dolor. La indignación también estuvo presente: no solo por la pérdida, sino por el patrón que parece repetirse en muchos rincones del país donde el machismo y la violencia doméstica desembocan en feminicidios.
