Comenzó el Año Nuevo 2022 y en varios países celebraron con fuegos artificiales, pero en otras partes del mundo, por la pandemia del COVID-19, el recibimiento del 2022 fue más bien atípico. Conozca cuál fue el último país en recibir el Año Nuevo.
Cuál es el último país en recibir el Año Nuevo 2022
Como de costumbre, el estado de Hawaii es el último en celebrar el Año Nuevo, en este caso el 2022, al igual que Samoa Americana, Howland y Baker, tres islas del Pacífico, que pertenecen a Estados Unidos, sin embargo, estas áreas actualmente se encuentran deshabitadas.
Por su parte, Tahití en Francia, Niue en Nueva Zelanda, Pictarin en Reino Unido y las Islas Revillagigedo en México, son los lugares que completan la lista de últimos en festejar el Año Nuevo a lo largo del mundo.
En cambio, Kiribati, en las islas Carolin, al noroeste de Australia y Kiritimati, es el primer país del mundo en recibir el Año Nuevo. La república insular del Pacífico Central, está compuesta por 33 atalones (islas coralinas oceánicas) con lagunas y playas de arena blanca, algunas de las cuales se encuentran desiertas y, pese a que muchos desconocen su existencia, está tres horas por delante de Australia.
Un mundo marcado por ómicron recibe a 2022
Entre fiestas anuladas, toques de queda y otras restricciones, el mundo ha iniciado la entrada en 2022 tras otro año de pandemia en el que, pese al despliegue de vacunas, la variante ómicron ha provocado un auge de contagios nunca visto.
Los últimos 12 meses han dejado un cambio de presidente en Estados Unidos, unos Juegos Olímpicos sin espectadores, sueños de democracia rotos desde Afganistán a Birmania y la imagen de Messi sin la camiseta del Barcelona.
Pero fue la pandemia, que entra en su tercer año, la que ha dominado nuevamente la vida de gran parte de la humanidad. Más de 5,4 millones de personas han muerto desde la detección del virus en el centro de China en diciembre de 2019.
Más de 280 millones contrajeron el virus, según un balance de France Presse en base a datos oficiales, aunque la cifra real puede ser muy superior.
Y casi toda la humanidad se ha visto arrastrada por un vaivén de confinamientos y restricciones en función de la evolución de la pandemia.
Las vacunas brindaron esperanza, con más de un 60% de la población mundial inmunizada. Pero su distribución ha sido desigual, especialmente en países pobres, lo que ha facilitado la emergencia de nuevas variantes.
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