Redacción. Los tumores cerebrales en niños son una de las formas más graves y complejas de cáncer infantil. Estas masas de células anormales pueden crecer dentro del cerebro o en las estructuras cercanas, y su comportamiento varía: algunas son benignas, mientras que otras resultan malignas. Detectarlos a tiempo y acceder al tratamiento adecuado puede marcar una gran diferencia en el pronóstico.
Los síntomas pueden ser muy variados y, en ocasiones, difíciles de identificar, ya que se asemejan a los de otras enfermedades comunes. No obstante, hay signos de alerta que deben motivar una consulta médica inmediata:
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Dolores de cabeza frecuentes y cada vez más intensos.
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Náuseas o vómitos sin causa aparente.
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Cambios en la visión, como visión doble o borrosa.
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Convulsiones sin antecedentes previos.
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Problemas para caminar o mantener el equilibrio.
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Cambios en la conducta, irritabilidad o confusión.
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Dificultad para hablar, tragar o moverse.
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En bebés, una protuberancia en la fontanela (punto blando del cráneo).
Estos síntomas dependen del tipo, tamaño y ubicación del tumor, así como de la rapidez con la que crece.
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Causas: ¿por qué se producen?
En la mayoría de los casos, la causa exacta del tumor no está clara. Algunos tipos, como el meduloblastoma o el ependimoma, son más frecuentes en niños. Aunque poco habitual, ciertos síndromes genéticos o antecedentes familiares pueden aumentar el riesgo. La investigación científica continúa en busca de respuestas más precisas.
Diagnóstico: cómo se detectan
Cuando hay sospechas de un tumor cerebral, el médico puede ordenar varios estudios:
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Examen neurológico: Evalúa funciones como visión, audición, coordinación y reflejos.
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Imágenes del cerebro: La resonancia magnética es la más común, pero también se puede usar tomografía computarizada o PET.
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Biopsia: Permite analizar el tejido del tumor para determinar su tipo y agresividad.
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Medicina de precisión: Analiza las características genéticas del tumor para personalizar el tratamiento.
Tratamientos disponibles
El tratamiento depende de varios factores: tipo de tumor, localización, edad del niño y su estado general de salud. Los avances médicos han ampliado el abanico de opciones.
1. Cirugía
Es la primera opción si el tumor está en un lugar accesible. El objetivo es extirparlo por completo o reducir su tamaño. Aun una extracción parcial puede aliviar los síntomas. Como toda cirugía cerebral, implica riesgos según la zona afectada.
2. Radioterapia
Utiliza haces de alta energía para destruir células tumorales. Puede dirigirse a una parte específica del cerebro o a toda la región si el cáncer está más extendido. Sus efectos secundarios incluyen fatiga, caída de cabello, irritación y náuseas.
3. Terapia con rayo de protones
Es una forma más precisa de radioterapia, disponible en pocos centros especializados. Ofrece menos daño a los tejidos sanos y es ideal para cerebros en desarrollo.
4. Radiocirugía
A pesar del nombre, no implica bisturí. Usa múltiples haces de radiación enfocados en un punto para destruir el tumor con gran precisión. Generalmente se realiza en una sola sesión.
5. Quimioterapia
Consiste en medicamentos que destruyen células cancerosas. En niños, suele administrarse por vía intravenosa. Los efectos secundarios incluyen náuseas, caída del cabello y reducción de defensas.
6. Terapias dirigidas
Estos tratamientos actúan sobre alteraciones genéticas específicas del tumor. Son más precisos y con menos efectos colaterales. Se están utilizando fármacos como bevacizumab, dabrafenib, vemurafenib y otros, dependiendo del perfil molecular del tumor.
Rehabilitación y seguimiento
Después del tratamiento, algunos niños necesitan apoyo adicional para recuperar habilidades afectadas por el tumor o su tratamiento:
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Fisioterapia y terapia ocupacional: Para recuperar fuerza y movilidad.
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Terapia del habla: En caso de dificultades para comunicarse.
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Apoyo escolar: Para enfrentar problemas de memoria o aprendizaje.
Participar en ensayos clínicos puede permitir el acceso a terapias innovadoras que aún están en fase de prueba. Si el caso de tu hijo lo permite, hablar con el médico sobre esta posibilidad puede ser una opción valiosa.
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