MELBOURNE. Mide 1.88 y pesa 90 kilos. Se le apoda «Ali Tsonga» por su parecido con el boxeador. Sus golpes de derecha suelen ser vertiginosos gracias a la potencia de su cuerpo y de su brazo. Durante los partidos no tiene amigos. Sin embargo, Jo-Wilfried Tsonga tiene también su lado enternecedor. Lo demostró durante su encuentro contra Omar Jasika.
Fue a buscar una pelota para sacar, pero se dio cuenta de que la recogepelotas de la esquina a la que se dirigía no miraba al frente sino que mantenía su vista fija en el suelo. Y sollozaba. El tenista francés acudió a preguntarle qué le pasaba. La chica había recibido un pelotazo poco anets y estaba llorando.
Tsonga paró el encuentro, consoló a la chica y pidió que alguien viniera a socorrerla. Esperó con ella hasta que alguien de la organización fue a buscarla y a atenderla. Sin duda, el gesto de la jornada en el Abierto de Australia que también supuso la despedida de Lleyton Hewitt.
Tomado de ABC.es