Redacción. Donald Trump dejó abierta la posibilidad de buscar un tercer mandato en la Casa Blanca, a pesar de la prohibición constitucional establecida por la Enmienda 22. En una entrevista telefónica difundida el domingo por NBC News, el expresidente de Estados Unidos afirmó que “no estaba bromeando” al considerar esa opción y aseguró que existen mecanismos para hacerlo.
“A mucha gente le gustaría que lo hiciera”, dijo Trump al referirse a sus aliados políticos. Añadió que aún es “muy pronto en la administración” para tomar una decisión definitiva, pero no descartó la idea de extender su mandato. “Estoy concentrado en el presente”, agregó. Cuando se le preguntó directamente si deseaba un tercer período, respondió: “Me gusta trabajar”. Al insistírsele sobre si hablaba en serio, reafirmó: «No estoy bromeando. Pero todavía es demasiado pronto para pensarlo».
Declaraciones
Sus declaraciones han desatado un intenso debate sobre la posibilidad y las implicaciones de prolongar su permanencia en el poder.
Durante la conversación, el medio le consultó al mandatario si ya se le habían presentado planes para permitirle competir nuevamente. Trump respondió: “Hay métodos por los que se podría hacer”. Como ejemplo, mencionó una fórmula en la que su vicepresidente, JD Vance, se postularía a la presidencia y luego le cedería el cargo. “Esa es una”, dijo Trump. “Pero hay otras también”. Rechazó especificar más opciones.
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“Ninguna persona será elegida para el cargo de Presidente más de dos veces, y ninguna persona que haya ocupado el cargo de Presidente, o actuado como Presidente, por más de dos años de un mandato para el cual otra persona haya sido elegida Presidente, será elegida para el cargo de Presidente más de una vez.”
Este límite implica que un presidente puede servir un máximo de dos mandatos de cuatro años cada uno, totalizando ocho años en el cargo. Sin embargo, si un vicepresidente asume la presidencia y ejerce el cargo durante más de dos años del mandato de su predecesor, solo podrá ser elegido para un mandato adicional.
Mandatos
La enmienda se originó después de que Franklin D. Roosevelt fuera elegido para cuatro mandatos consecutivos entre 1933 y 1945, lo que generó preocupación sobre la concentración prolongada de poder en una sola persona.
Para que Trump pueda postularse para un tercer mandato, sería necesario modificar la Constitución. El proceso de enmienda es complejo y requiere la aprobación de dos tercios de ambas cámaras del Congreso o de dos tercios de las legislaturas estatales para proponer la enmienda, seguida de la ratificación por tres cuartas partes de los estados. Dado el actual panorama político y la polarización existente, alcanzar tales mayorías se considera altamente improbable.
A pesar de estas dificultades, algunos aliados de Trump han expresado su apoyo a la idea de un tercer mandato. Steve Bannon, exasesor principal de la Casa Blanca, afirmó que están “trabajando en ello” y sugirió que existen “un par de alternativas” para permitir que Trump continúe en el poder hasta 2032, según publicó The Economic Times.
Resolución
En enero de 2025, el representante republicano por Tennessee, Andy Ogles, presentó una resolución para enmendar la Vigesimosegunda Enmienda y permitir que expresidentes con dos mandatos no consecutivos puedan postularse a un tercero. Sin embargo, la propuesta enfrenta un proceso legislativo complicado y tiene pocas posibilidades de avanzar debido a la composición actual del Congreso.
Aunque Trump y sus aliados han mencionado posibles “métodos” para eludir las restricciones constitucionales, no han detallado cuáles serán. Algunos analistas sugieren que podrían tratarse de estrategias legales innovadoras o interpretaciones alternativas de la Constitución, pero cualquier intento en esa dirección probablemente enfrentaría serios desafíos judiciales.
La insistencia de Trump en un tercer mandato ha generado preocupación en distintos sectores sobre la estabilidad de las instituciones democráticas en Estados Unidos. A lo largo de la historia, algunos líderes han aprovechado momentos de crisis para extender su permanencia en el poder, debilitando los sistemas de pesos y contrapesos y erosionando las normas democráticas.
Casos en países como Nicaragua, Venezuela, Rusia y Turquía muestran cómo la modificación de los límites de reelección puede conducir a una concentración excesiva de poder en una sola persona.
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