INTERNACIONAL. El Centro Nacional de Huracanes informó sobre la formación de la tormenta tropical Lee en el Atlántico, y los pronósticos indican una posible transformación en huracán para este miércoles.
El martes por la noche, la tormenta tropical Lee estaba en movimiento, trasladándose hacia el oeste-noroeste a una velocidad de 16 mph, según un comunicado del ente.
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El potencial huracán está situado entre África occidental y las Islas de Barlovento, aproximadamente a 1,230 millas al este de las Antillas Menores y actualmente cuenta con vientos máximos sostenidos de 50 mph.
Colin McCarthy, un conocido «cazador de tormentas», tuiteó que «la tormenta tropical Lee probablemente se convierta en el primer huracán de categoría 5 en el Atlántico en 2023″.
Tropical Storm #Lee will likely become the first Category 5 hurricane in the Atlantic in 2023 this weekend as it explosively intensifies.
Some hurricane models suggest the storm could reach historically strong levels (170+ mph) as it moves through a low wind shear environment… pic.twitter.com/Kip1XZkkwb
— Colin McCarthy (@US_Stormwatch) September 6, 2023
Se intensificará rápido
Las proyecciones del Centro de Nacional de Huracanes son que la tormenta tropical Lee experimente una rápida intensificación y potencialmente evolucione hasta convertirse en un “huracán extremadamente peligroso” el próximo fin de semana.
Los pronósticos iniciales sugieren que alcanzará la categoría de huracán el miércoles por la noche y ascenderá a la categoría de “huracán mayor” el viernes.
A modo de contexto, una tormenta tropical se clasifica por tener vientos máximos sostenidos que oscilan entre 39 y 73 mph, mientras que un huracán se identifica por vientos de 74 mph o más.
Más peligro tras el impacto del huracán Idalia
Esta noticia llega muy poco después de la llegada del huracán Idalia, que recientemente dejó un rastro de destrucción en todo el sureste de los Estados Unidos.
Idalia tocó tierra en Florida, provocando una devastación generalizada en viviendas e infraestructuras.
Luego avanzó hacia el noreste, impactando Georgia e inundando las zonas costeras de Carolina del Sur, provocando incluso que el agua de mar inundara las calles del centro de Charleston.