Luego de varios años de denuncias y reclamos, toneladas de desechos continúan llegando a diferentes playas hondureñas desde el país hermano Guatemala. Pobladores de las zonas costeras siguen exigiendo una solución a las autoridades.
Durante varios años las playas de Omoa, Cortés y ahora hasta Roatán, se han visto perjudicadas por la basura. Esta llega a través del mar desde zonas cercanas a Guatemala y desemboca en nuestro territorio.
Cabe destacar que en ocasiones hasta animales peligrosos como serpientes y cocodrilos han venido camuflados en los desperdicios, poniendo en riesgo la vida de los pobladores cercanos.
A pesar de que las perjudicadas son zonas turísticas, todavía no hay una respuesta positiva por parte de entes hondureños.
Actualmente, una enorme cantidad de desperdicios navega por el mar Caribe, ubicándose justamente al sur de Roatán. Plástico, prendas de vestir, madera y hasta metales se dirigen hacia la zona playera.
Todo estos objetos vienen desde la Zona 3, basurero de relleno sanitario ubicado en Guatemala; a través del río Motagua se transporta con rapidez y llega hasta nuestro territorio.
Problemática en el 2014 y 2015
La misma situación viene arrastrándose por años, en el 2014 entidades de ambos países se reunieron para tratar el tema. Se dijo ante los medios de comunicación que se estaba buscando la manera de no afectar a Honduras.
Sin embargo, al parecer las medidas tomadas no funcionaron. En diciembre de 2015, las playas de Cortés y Omoa duraron limpias menos de dos meses cuando gran cantidad de desechos arribaron.
Empresa privada, fuerzas policiales y militares, municipalidades y ciudadanos se unieron en la limpieza de las playas. Para remover gran cantidad de desperdicios siempre es necesario el uso de maquinaria pesada que eleva los costos.
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Problemática en el 2016
Un nuevo problema surgió en septiembre de 2016 cuando se descubrió que hasta desechos quirúrgicos venían entre los desechos. Según confirmaron las autoridades guatemaltecas, al menos 15 municipios no estaban dándole tratamiento adecuado a sus desperdicios.
Por lo tanto, sus descuidos afectaban directamente las zonas turísticas hondureñas. El problema tiene más de 10 años vigente.
En esa ocasión fueron afectados Roatán, Cortés y Omoa. Uno de los aspectos más preocupantes en la principal zona turística del país es que la contaminación provoca daños irreparables a los arrecifes coralinos.
Los políticos han aprovechado estas situaciones para ganar el apoyo de los isleños. Su promesa suele ser brindar medidas para acabar con esta problemática pero no hay cumplimiento hasta el momento.
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