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martes, octubre 8, 2024

La Tolva, la cárcel de Honduras que busca reinsertar a pandilleros

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AFP. Las peleas entre presos de diferentes pandillas eran moneda corriente en la cárcel La Tolva, en Honduras. Una vez que el gobierno ha actuado y conseguido instaurar algo de paz, algunos presos comienzan a pedir oportunidades de empleo para «reinsertarse a la sociedad».

En esta cárcel de máxima seguridad en Morocelí, 50 kilómetros al este de Tegucigalpa, Francisco Morazán, están recluidos 1,755 miembros de la Mara Salvatrucha (MS-13), una de las dos grandes pandillas de Honduras, custodiados por 200 soldados y guardias.

«Queremos hacerle una petición directamente al Estado, a la empresa privada y a la empresa pública: nosotros como privados de libertad queremos una oportunidad, una oportunidad de empleo, de reinserción social», dice Ramiro Oliva, quien prefiere utilizar un seudónimo.

La tranquilidad llegó a la cárcel el año pasado luego de que trasladaron a los reclusos de la Barrio 18, la pandilla rival de la MS-13, a la prisión de máxima seguridad de El Pozo, en Ilama, 200 kilómetros al noroeste de la capital.

Antes y desde 2017, año en que abrió esta prisión, se habían registrado varios enfrentamientos con un saldo de 24 muertos, según el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos.

La Tolva
Miembros de la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13) recluidos en la prisión de máxima seguridad de La Tolva asisten a una charla sobre «moral y ética» en la penitenciaría de Morocelí, departamento de El Paraíso (Foto AFP).

Semana de fiesta

Con motivo de la Semana del Privado de Libertad, autoridades permitieron una visita de un equipo de la AFP a la cárcel con edificios de bloques de concreto gris, rodeados de vallas y serpentinas de púas, en una explanada cercada por colinas de maleza.

Cada uno de los ocho módulos de La Tolva alberga hasta 200 internos, mientras que en el de mujeres sólo hay 69 reclusas. En una pequeña cancha de fútbol al aire libre, siete reclusos hombres y una mujer que lideran los módulos saludan a los periodistas con un apretón de manos.

Miembros de la pandilla Mara Salvatrucha juegan al fútbol durante la Semana del Recluso. (Foto AFP).

Están impecablemente aseados, con el cabello recortado, y visten camisetas blancas, pantalones negros o azul marino y zapatillas deportivas de marcas reconocidas. Éstos líderes tienen un discurso similar: quieren oportunidades de empleo para reintegrarse a la sociedad, pues dicen que desean que sus hijos vivan en paz.

Un miembro de la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13) fabrica bloques de concreto en la prisión de máxima seguridad de La Tolva. (Foto AFP)

Durante años, las pandillas han impuesto su ley a sangre y fuego en Honduras. Para contenerlas, en diciembre de 2022 se decretó un estado de excepción que permite realizar arrestos sin orden judicial.

El año pasado, el país centroamericano registró 34,5 homicidios por cada 100.,00 habitantes, una leve reducción en comparación con los 44,7 de 2019 y muy lejos del récord de 86,5 alcanzado en 2011, indican cifras del Observatorio de la Violencia de la Universidad Nacional.

Un miembro de la Policía Militar de Orden Público (PMOP) observa cómo miembros de la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13) juegan un partido de fútbol durante la «Semana del Recluso». (Foto AFP)

«Petición directa»

«Muchas personas hoy en día son graduados, salidas de universidades, de colegios, tienen sus papeles totalmente limpios, se presentan a empresas tanto públicas como privadas a solicitar algún tipo de empleo y no lo encuentran», señala Oliva.

La situación es peor para las «personas con nuestras hojas de antecedentes manchadas», lamenta, al asegurar que los reclusos no tienen vínculos con los pandilleros que siguen libres.

Un miembro de la pandilla Mara Salvatrucha (MS-13) es fotografiado en la prisión de máxima seguridad La Tolva. (foto AFP)

El director de la cárcel, teniente coronel Karllthers Medina, explica que en La Tolva existe un programa denominado Las tres R: rehabilitación, reeducación y reinserción. Éste se lanzó después de que la presidenta Xiomara Castro ordenara el año pasado imponer disciplina en las 25 prisiones del país a la Policía Militar de Orden Público (PMOP).

Con Las tres R se «busca que el privado de libertad también aprenda oficios, de tal manera que cuando retorne a su libertad pues él pueda dedicarse a algo para su sustento», explica Medina.

La mandataria tomó la decisión después de que reclusas de la Barrio 18 mataran y quemaran en sus celdas a 46 presas de la MS-13 en la penitenciaría femenina de Támara, 25 km al norte de Tegucigalpa.

Como parte del programa de Las tres R, nueve reclusos hombres y mujeres, vestidos con pantalones anchos anaranjados y camisetas y chaleco crema, fueron a entregar 16 sillas a una escuela cercana.

La Tolva, la cárcel de Honduras que busca reinsertar a pandilleros
Miembros de MS-13 recluidOS en la prisión de máxima seguridad de La Tolva donan pupitres en una escuela cerca de la penitenciaría de Moroceli.

Trabajo, educación, fútbol

Dentro del penal, una veintena de reclusos se dedica a fabricar bloques de concreto, que se donan a escuelas de la zona. Mientras tanto, medio centenar asiste en un salón a una charla sobre «moral y ética».

Como parte de la fiesta, en la cancha de fútbol un equipo celeste y otro rojo y blanco disputan un partido con mucha rudeza, pero sin reclamos al árbitro. En las gradas, los presos celebran con algarabía los goles.

Con Las tres R se «busca que el privado de libertad también aprenda oficios, de tal manera que cuando retorne a su libertad pues él pueda dedicarse a algo para su sustento», indica Medina.

La Tolva
La frase «Transformamos vidas. Construimos esperanza» se lee en el uniforme de un pandillero recluido en La Tolva. (Foto AFP)

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