Redacción. Mantenerse activo físicamente es una de las estrategias más efectivas para reducir el riesgo de enfermedades crónicas y mejorar la calidad de vida. Diversos estudios han demostrado que incluso una cantidad moderada de actividad física puede marcar una gran diferencia en la salud cardiovascular y general de las personas.
De acuerdo con la Asociación Americana del Corazón (AHA), se recomienda un mínimo de 150 minutos semanales de actividad física moderada o 75 minutos semanales de ejercicio vigoroso. Esto equivale a unos 30 minutos de ejercicio moderado al día, al menos cinco veces por semana.
Para quienes tienen una rutina muy sedentaria, incluso una caminata de 5,000 pasos al día puede proporcionar beneficios significativos. Investigaciones recientes encontraron que cada 2,500 pasos adicionales diarios pueden reducir el riesgo de muerte por enfermedad cardiaca en un 34 %.
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Impacto en supervivientes de cáncer
Estudios han demostrado que los supervivientes de cáncer, quienes tienen un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares debido a los efectos del tratamiento, pueden beneficiarse enormemente de una rutina de ejercicio.
Se ha encontrado que una hora diaria de actividad física moderada a vigorosa reduce el riesgo de muerte por cualquier causa en un 40 % y el riesgo de muerte por enfermedad cardiaca en un 60 %.
El sedentarismo es un factor de riesgo importante para enfermedades como la diabetes, hipertensión y enfermedades del corazón. Según datos recientes, cada 102 minutos adicionales de tiempo sentado se asocia con un aumento del 12 % en el riesgo de muerte por cualquier causa y un 30 % en el riesgo de muerte por enfermedades del corazón.
Estrategias para incorporar más actividad física
- Dividir el ejercicio: no es necesario hacer los 30 minutos seguidos, se puede dividir en sesiones de 10-15 minutos.
- Aprovechar el movimiento diario: usar las escaleras en lugar del ascensor, caminar mientras se habla por teléfono o estacionar el vehículo más lejos.
- Usar tecnología a favor: aplicaciones móviles y relojes inteligentes pueden ayudar a monitorear los pasos diarios y el tiempo de actividad.
- Hacer del ejercicio un hábito social: realizar caminatas con amigos o familiares puede motivar la constancia.
Incorporar actividad física en la rutina diaria no solo ayuda a prevenir enfermedades, sino que también mejora la salud mental y el bienestar general. Caminar, moverse con frecuencia y evitar largos periodos de inactividad son pasos clave para una vida más saludable y prolongada. Lo importante es encontrar una actividad que se disfrute y convertirla en un hábito permanente.
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