Rey del Cachopo se defiende: tilda de prostituta y narco a exnovia hondureña

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testimonio Rey del Cachopo

CORTÉS, HONDURAS. César Roman Viruete, conocido como el Rey del Cachopo, ha negado que mató a su novia Heidi Paz, hondureña que vivía en España y fue hallada desmembrada en agosto de 2018.

«Lo he dicho un millón de veces. No pude ni matarla ni besarla», ha enfatizado el acusado, que desde el lunes se sienta en el banquillo de la Audiencia Provincial.

En una prolija declaración en respuesta a las preguntas de la Fiscalía, el acusado dijo que la última vez que tuvo contacto con la víctima fue a las 6 de la mañana del 5 de agosto de 2018, cuando Heidi Paz le llamó desde la plaza de Legazpi, ubicada en Madrid.

La hodnureña, según su declaración, le llamó «y nada más». «Yo no la volví a ver, lo he dicho un millón de vecesNo pude ni matarla ni besarla«, ha insistido.

El Rey del Cachopo dice que Heidi pertenecía a una banda de narcos y que a él le amenazaron.

Vincula a la hondureña con delitos

Por otro lado, Viruete vinculó a la hondureña con supuestos robos y venta de drogas. Y es que, según él, huyó hacia Zaragoza pese a que no tuvo nada que ver en el crimen para «protegerse de personas peligrosas» que llegaron a buscar a Heidi.

Manifestó, con un tono de voz seguro, que un comisario de la Policía le puso un arma de fuego y le dijo que iba a matar a su familia si no le decía dónde estaba su novia y le entregaba los «12 kilogramos de cocaína».

Asimismo, ‘El Rey del Cachopo’ afirmó ante la Corte que Heidi le confesó que dos veces robó droga a narcotraficantes de San Blas y Cañada Real. Viruete justificó sus acusaciones, según medios españoles, diciendo que su novia debía mantener a ocho familiares en Honduras, y lo poco que ganaba legalmente en España no le alcanzaba, razón por la que hasta ejerció la «prostitución».

Por último, pese a que los restos de la hondureña fueron hallados por la Policía, el acusado dijo que «las pruebas de ADN siempre tienen un margen de error». Seguidamente, sostuvo que «creo que Heidi Sigue viva y que está en Honduras viviendo».

El Rey del Cachopo se declaró inocente.

Así ocurrió el crimen, según la Fiscalía

César Román era por todos conocido como ‘Rey del Cachopo dado que regentaba un restaurante asturiano Sidrería A Cañada Delic Experience, en Madrid. Al menos así era antes del 5 de agosto de 2018, cuando la entonces pareja sentimental del propietario, y empleada del establecimiento, Heidi Paz, fue asesinada y descuartizada.

La petición fiscal es de 15 años de cárcel por los delitos de homicidio y profanación de cadáver con las circunstancias agravantes de la responsabilidad criminal de parentesco y de cometer los hechos por motivos de género.

Según la acusación, Román y Paz iniciaron una relación de pareja sobre el mes de abril de 2018. Pocos días después de conocerse en el restaurante del acusado, se fueron a vivir juntos. Pero el amor pareció caducar pronto, ya que tan solo dos meses después, la joven hondureña manifestó a su compañero su intención de tomarse un tiempo para pensar en su relación y le dejó una nota al hostelero alegando que se iba «unos días». Por celos, la mató, dice la Fiscalía.

El juicio comenzó el lunes.

Su huida

Pero, para evitar que lo descubrieran, optó por deshacerse del cuerpo de la forma más rebuscada y escalofriante. Buscó un cuchillo y, «sin importar el ultraje y la deshonra», troceó el cadáver, separando la cabeza, brazos y piernas del tronco.

En cuanto al torso de Paz, el Rey del Cachopo lo metió en bolsas de plástico negra, como las de la basura, para introducirlo después en una maleta. Luego pidió un taxi y, llevándose consigo el equipaje, se trasladó en él hasta un edificio en Madrid y allí, según el escrito, el acusado le cortó los senos, que tenía implantes de silicona, y trató de quemarlos haciendo fuego en el montacargas del sótano de la nave, entre los días 5 y 13 de agosto.

Pero las autoridades acabaron enterándose de la desaparición y muerte de Paz, por lo que, desde ese mismo momento, Román dejó de utilizar su línea de teléfono y se fugó a Zaragoza, donde, ocultándose en diferentes identidades falsas, se hizo con un lugar en el que dormir y encontró trabajo como cocinero. Permaneció hasta el 16 de noviembre de ese mismo año. Lo detuvieron en el mismo lugar de trabajo en el que se hacía pasar por otra persona y ha permanecido en prisión provisional desde entonces.


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