Redacción. Honduras concluye el año 2025 con un balance laboral profundamente preocupante, que refleja las dificultades estructurales del país.
A pesar de ciertos movimientos en los indicadores económicos, la nación registra aproximadamente 211,000 personas en desempleo absoluto y una cifra aún más alarmante de dos millones de ciudadanos en condiciones de subempleo, lo que significa que la gran mayoría de la población activa sobrevive sin ingresos estables ni acceso a la seguridad social.
Santiago Herrera, gerente de Política Económica del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), calificó este periodo como «un año terrible para el empleo» durante una reciente entrevista con HRN.
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Para el experto, el problema central no radica únicamente en la falta de plazas, sino en la informalidad. Este fenómeno afecta al 80 % de la fuerza laboral y deteriora de manera sistemática la calidad de vida de las familias hondureñas.
Múltiples factores
El mercado laboral ha sido golpeado por múltiples factores que frenaron su crecimiento durante los últimos meses. El sector privado sostiene que la incertidumbre política y el debate en torno a la Ley de Justicia Tributaria ahuyentaron la inversión, provocando la pérdida de 60,000 empleos en el sector de la maquila.
A esto se suma la crisis en el sector construcción, donde la caída en el financiamiento de vivienda social eliminó otros 50,000 puestos, junto con el impacto de la derogación de la Ley de Empleo por Hora, que impidió la creación de nuevas plazas. Además, la conflictividad agraria y las invasiones de tierras habrían provocado la pérdida de 220,000 empleos en el campo.
Grupos vulnerables
Esta crisis afecta con mayor dureza a los grupos más vulnerables, especialmente a las mujeres y a los jóvenes. El desempleo juvenil supera el 8 % y existen cerca de 900,000 «Ninis» que no logran insertarse en el sistema educativo ni productivo.
Por su parte, el director del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), Eugenio Sosa, aunque reportó un incremento en la cifra total de personas ocupadas y una ligera baja en la tasa de desempleo al 4.9 %, coincidió en que el principal reto para el próximo año será combatir la precariedad y fomentar un empleo digno y formal.
