Redacción. La capital hondureña sigue consternada tras el hallazgo sin vida de Jenifer Nicole Rivas, joven estudiante de periodismo de 21 años, en su apartamento ubicado en el sector 3 de la colonia La Estanzuela, carretera hacia El Picacho.
Su muerte, aun bajo investigación por parte de Medicina Forense, ha dado pie a que se conozca más sobre la vida personal y profesional de una joven que, a pesar de sus dificultades, siempre mostró coraje y determinación.
Enfrentando enfermedades desde pequeña
Hace unas semanas, Jenifer compartió con Diario Tiempo sus sueños, retos y estilo de vida que llevaba. Según comentó, padeció epilepsia desde los cinco años, una condición que la acompañó durante toda su vida y que requería tratamientos periódicos.
Además, reconocía haber lidiado con bulimia y trastornos de cambio físico, retos que afectaron su salud y su día a día. Sin embargo, lejos de dejarse vencer por estas situaciones, la joven buscaba siempre superarse y perseguir sus sueños frente a las cámaras.
Su pasión por el periodismo la llevó a trabajar en Waldivision, donde se desempeñó en áreas de noticias y entretenimiento. Posteriormente, se integró al grupo de influencers Venado 504, donde desarrollaba contenidos digitales, realizaba transmisiones en vivo y participaba en campañas publicitarias.
A través de estas experiencias, Jenifer logró construir una presencia destacada en medios y redes sociales, siendo reconocida por su entusiasmo, carisma y profesionalismo.
Vida personal y pasiones
Fuera de los medios, Jennifer era amante de los deportes como el fútbol, pádel y tenis, y disfrutaba de la compañía de sus mascotas, dos perros y dos gatos. También le apasionaban los viajes, teniendo a Roatán como su lugar favorito en Honduras. Asimismo, disfrutaba de momentos sencillos como los atardeceres, compartir con amigos y pasar tiempo con su pareja.
A pesar de su corta edad, Jenifer logró independizarse y administrar sus ingresos provenientes de TikTok, modelajes y eventos publicitarios, demostrando un espíritu emprendedor y responsable.
Sus vecinos y compañeros la recuerdan como una joven luchadora, que nunca permitió que las dificultades definieran su camino y que siempre mantuvo la esperanza de un futuro mejor.
Jenifer deja un legado de coraje y resiliencia, y su historia inspira a quienes conocen sus retos, sus sueños y su incansable voluntad de superarse.

