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martes, abril 16, 2024

Tatuajes: ¿Cuáles son los riesgos de decorarse la piel?

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La moda del momento son: los tatuajes. Pero, ¿te has puesto a pensar cuáles son los riesgos que acarrea el «manchar» tu piel solo por un gusto efímero?

Hoy en día ya se puede decir que no son para siempre, aunque su costosa y lenta eliminación con láser dependerá de factores como los colores, las tintas o la dimensión. Sin embargo, hacerse un tatuaje requiere meditarlo con calma porque puede acarrear consecuencias con las que no se contaba

1. Quien ha elegido decorarse así el cuerpo no puede donar sangre hasta entre 6 y 12 meses después de hacerlo. Todo para descartar enfermedades o riesgo de infección sanguínea, lo que se denomina período de ventana o de latencia.

2. Las contraindicaciones con la epidural. Es un tema controvertido y algunos anestesistas siguen rechazando aplicarla en una zona tatuada ante la posibilidad de que el pigmento pueda introducirse en el sistema nervioso central.

3. La incompatibilidad entre estar tatuado y hacerse una resonancia magnética. Un temor basado en que las propiedades ferromagnéticas de algunas sales metálicas presentes en la tinta podría provocar el calentamiento de los tejidos, generando dolor, quemazón, inflamación o incluso quemaduras en la piel.

Sin embargo, las tintas actuales, a base de compuestos azoicos sintéticos, no suelen contener estas sales. En la actualidad no existe ninguna razón que contraindique realizar de forma segura esta técnica diagnóstica.

En todo caso, el empleo preventivo de compresas frías aplicadas en la zona a explorar evitaría cualquier efecto adverso.

Importante:

El entrevistado fue el doctor Dionís Muñoz, dermatólogo y miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología.

No ocurre lo mismo con la micropigmentación o maquillaje permanente, en la que sí se usan tintas con sales metálicas. Tales como el oxido de hierro o el dióxido de titanio.

Por lo que antes de someterse a una resonancia, habría que enfriar o proteger la zonas. Las cuales suelen ser los labios, las cejas, los ojos o las areolas mamarias.

4. Posibilidad de poder generar una intolerancia a los pigmentos, especialmente al rojo -el negro es el más seguro-. Eso, debido a la interacción continuada de la tinta con los fluidos corporales y/o la exposición al sol. Es una posibilidad que está presente incluso años después de habérselo hecho.

5. Riesgo de infección. Deberán elegir bien el profesional que le va a imprimir su diseño favorito y acudir a estudios homologados. Optar por casas particulares o centros sin control sanitario dispara la posibilidad de un contagio indeseado; el cual puede ser un tratamiento antibiótico durante varios meses.

En todo caso, será mejor que se abstengan los que padezcan psoriasis, sean atópicos, alérgicos o tengan alguna enfermedad crónica de la piel.

6. Con el mismo cuidado deben ir los arrepentidos para borrarse el dibujo del que ya se han cansado: el láser utilizado, llamado Q-Switched, es potencialmente mucho más peligroso que otros y puede generar cicatrices importantes e irreversibles sobre la piel.

Se recomienda «destatuarse» por un dermatólogo y mantenerse alejados del reclamo low cost. Ya que la escasa preparación del operador junto con una deficiente tecnología constituyen una combinación altamente peligrosa.

Otro aviso para el grupo de retractados: el negro, el azul oscuro y el rojo son los colores más fáciles de eliminar. Al contrario de los amarillos, los verdes y especialmente el azul turquesa, que son los más difíciles.

7. Borrar un tatuaje es mucho más lento que hacerlo. Esto exige entre 5 y 15 sesiones, dependiendo del color y del grosor de la capa de tinta. Entre una y la siguiente hay que aguardar un periodo de entre 6 y 8 semanas, lo que puede alargar el proceso entre 1 y 2 años.

Una alternativa para los más miedosos son los tatuajes temporales, pero esconden un peligro para la salud pública: la henna negra; cuyo uso está prohibido en España y en Europa.

Al contrario que la natural, de color marrón anaranjado y que no suele implicar problemas de alergia, la henna negra, que se obtiene añadiéndole otros colorantes como la p-fenilendiamina o PPD, puede desencadenar reacciones graves e incluso sensibilización permanente a esta sustancia, presente por ejemplo en los tintes de pelo.

8. Recientemente han aparecido los tatuajes de jagua. Ese es un pigmento procedente de la maceración de la pulpa de un fruto usado por algunas tribus indígenas de la cuenca del Amazonas. No contienen PPD y que, con un color azulado más parecido a los permanentes, son alternativa para los precavidos.

Fuente: La Razón

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