Redacción. Luis Fernando Velásquez Obregón amaba las redes sociales, la música y, por encima de todo, a su pequeña hija. Él en sus fotos mostraba una actitud positiva, lucía su figura atlética con orgullo y compartía su pasión como DJ en San Pedro Sula.
En una de sus últimas historias, todavía se le ve frente a sus computadoras, mezclando ritmos bajo el título «Jingle Last Beats». En esa misma publicación, dejó una frase que hoy suena a despedida: «La luna conoce mis secretos ya».
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El joven de 31 años, socio de un centro nocturno, perdió la vida tras un ataque a disparos en el barrio Río de Piedras. Desconocidos interceptaron su vehículo y abrieron fuego, terminando con su vida de forma instantánea. Luis Fernando residía en la colonia Villas del Campo, pero su corazón siempre estaba donde estuviera su hija.
Despedida
Su perfil de Instagram es una muestra de amor para su hija. «Hay una chica que me robó el corazón y me dice papi», escribió en una ocasión. En las fotos del noveno cumpleaños de la pequeña, Luis Fernando expresó un mensaje que le dedicó su hija: «Ojalá te puedas quedar más tiempo para abrazarte otro rato, papi».
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Para él, ella era la persona más importante del mundo. Sus seguidores ahora llenan sus fotos con mensajes de incredulidad y dolor. «Te amo, hermano» y «descansa en paz, perrito», son algunos de los comentarios de quienes compartieron con él su alegría y su música. La capital industrial pierde a un artista, pero una hija pierde al hombre que prometió estar orgulloso de ella donde quiera que fuera.
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