Valle, Honduras. La pequeña comunidad de la aldea Llanitos Verdes, en el municipio de Langue, se encuentra sumida en consternación tras el brutal asesinato de Adi Amilet Castillo, una joven de apenas 22 años de edad, quien fue atacada a disparos al salir de un culto religioso. La frialdad y saña del crimen han dejado a los pobladores en un estado de shock, mientras exigen a las autoridades una investigación exhaustiva y pronta acción para capturar al responsable.
El lamentable suceso ocurrió la noche de este martes, después de que Adi Amilet Castillo, conocida por su fe y dedicación, terminara de predicar la palabra de Dios. Según relataron testigos presenciales, la joven se dirigía hacia su vivienda, caminando por un callejón oscuro, acompañada por otra mujer y una niña de tan solo 2 años.

La tranquilidad de la noche se rompió cuando un hombre encapuchado se les acercó. De manera repentina y sin mediar palabra, el agresor disparó en dos ocasiones contra Castillo, impactándola gravemente a la altura del abdomen. La joven, a pesar de las heridas, demostró un acto de valentía al intentar defenderse y forcejear con su atacante. No obstante, el criminal volvió a disparar, quitándole la vida en el lugar.
La violencia del ataque no cesó ahí. En su desesperada huida, el agresor hirió de bala a la niña de 2 años en una pierna. Mientras, la mujer que las acompañaba, afortunadamente, logró escapar ilesa y pudo pedir auxilio a los vecinos.
Le puede interesar también: Interceptan y matan a pareja que salía de iglesia en Valle
Comunidad exige respuestas
Vecinos de Llanitos Verdes, al escuchar las detonaciones y los gritos, alertaron de inmediato a las autoridades. Minutos después, personal de Medicina Forense llegó a la escena del crimen para realizar el levantamiento del cuerpo de Adi Amilet. Luego, se entregó posteriormente a sus desconsolados familiares. Mientras tanto, a la menor herida la trasladaron de urgencia para recibir atención médica especializada, generando aún más angustia en la comunidad.
La noticia ha generado una ola de indignación que se extiende a las aldeas cercanas. Familiares y pobladores han alzado su voz en un clamor unificado por justicia, demandando a la Policía Nacional una investigación que no deje cabos sueltos. El sentir general es de impotencia ante la violencia que cegó la vida de una joven dedicada a su fe.



