Redacción. Autoridades detuvieron a un ciudadano venezolano de 25 años, residente en el barrio Medina de San Pedro Sula, a quien capturaron en su sector tras detectar actividades ilícitas en la zona.
Durante la detención, los agentes incautaron varios envoltorios con presunta cocaína y marihuana, listos para su distribución. Los indicios preliminares muestran que estos estupefacientes iban a ser vendidos en el área.
Asimismo, el arresto se realizó durante un patrullaje preventivo en el barrio Medina, entre la 7 y 8 calle. La policía intensificó las operaciones para frenar el tráfico de drogas en la zona.
Tras la captura, los oficiales trasladaron al sospechoso a la Primera Estación Policial del CEIN. Allí lo registraron y lo pusieron a disposición de la Fiscalía de Turno, que continuará con el proceso legal.
El tráfico ilícito de drogas está tipificado en el Código Penal, artículo 311. La pena varía según la cantidad y tipo de droga, comenzando desde 4 años de prisión.
En lo que va del año, varios extranjeros han sido capturados en Honduras por diversos delitos. Las autoridades de seguridad han logrado identificar y detener a individuos de diferentes nacionalidades, involucrados en actividades ilícitas como el tráfico de drogas, el crimen organizado y la falsificación de documentos.
En algunos casos, los detenidos forman parte de organizaciones internacionales dedicadas al narcotráfico y la trata de personas, que operan en la región debido a la ubicación estratégica de Honduras. Las autoridades han intensificado sus operativos de seguridad, especialmente en las fronteras y puntos de acceso internacionales, para detectar y frenar la entrada de estos criminales.
Narcotráfico
Honduras enfrenta múltiples desafíos relacionados con el narcotráfico en América Central, según medios internacionales.
Además, el país se ha convertido en un punto clave para el tránsito de drogas que provienen de Sudamérica, principalmente cocaína, con destino a Estados Unidos y otras partes del mundo. La ubicación geográfica de Honduras, entre dos océanos y con una frontera porosa con Nicaragua y El Salvador, facilita su rol como corredor para las organizaciones criminales.
El impacto del narcotráfico en la población es devastador. Las comunidades locales sufren violencia, desplazamiento forzado y extorsión.



