Santa Bárbara, Honduras. La comunidad de El Paraíso, en Petoa, permanece sumida en una profunda consternación tras el trágico hallazgo del cuerpo sin vida de la pequeña Kimberly Sabillón Barahona, de apenas seis años, quien desapareció la mañana del lunes 24 de noviembre luego de salir a realizar un mandado por encargo de su abuela. Lo que inició como una rutina cotidiana terminó convirtiéndose en una búsqueda desesperada y, finalmente, en una escena desgarradora para su familia.
De acuerdo con el relato de sus familiares, la niña se encontraba en la casa tranquila y la abuela la envió a comprar a la pulperia cercana. La menor salió de su casa alrededor del mediodía para realizar el pequeño encargo, un desplazamiento que solía ser común en la zona.
Según testimonio del abuelo de la pequeña, ella llegó a comprar a la pulpería e incluso dejó una malteada en el lugar. Sin embargo, no regresó a su hogar.

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Al ver que pasaban los minutos y la menor no regresaba, se encendieron las alarmas. Su familia inició inmediatamente la búsqueda, recorriendo caminos, casas vecinas y zonas de tránsito habitual, mientras la preocupación crecía con cada minuto sin noticias.
En cuestión de horas, lo que empezó como una búsqueda angustiosa culminó en un hallazgo devastador: Kimberly estaba sin vida en una cuneta cercana. Su tío, Juan Sabillón, relató entre lágrimas a Noticieros Hoy Mismo los momentos de horror que vivieron: “Estaba boquita abajo, sin su pantaloncito y tapada con hojas”. Para la familia, estos detalles evidenciaban que quien la atacó intentó ocultar el cuerpo y borrar rastros del crimen.
El suboficial Gregorio Cornejo, portavoz de la Policía Nacional, confirmó que el cuerpo presentaba aparentes heridas de arma blanca y que el caso fue remitido a Medicina Forense para determinar si la menor también fue víctima de abuso sexual. Ese análisis será clave para comprender lo que ocurrió en los últimos instantes de vida de la pequeña.
En medio del desconcierto, algunos vecinos mencionaron supersticiones locales sobre “duendes” o “espíritus”, relatos frecuentes en zonas rurales. Sin embargo, la familia rechazó de inmediato esa versión. Para ellos, desde el inicio existían sospechas sobre un joven recién llegado a la comunidad, señalado por vecinos como consumidor de drogas y alcohol. Este individuo se encuentra detenido por la Policía para investigación preliminar, aunque la familia espera que las pruebas científicas confirmen si tuvo participación en el crimen.

