Redacción. Autoridades de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) ejecutaron allanamientos simultáneos hoy en el municipio de Morazán, Yoro, que resultaron en la detención de una persona y el decomiso de armas de uso prohibido.
El material bélico incautado incluye cuatro fusiles AR-15 y un fusil AK-47. Las primeras hipótesis policiales sugieren que estas armas podrían estar directamente vinculadas con el reciente homicidio múltiple ocurrido en un gimnasio de la zona.
Estructura criminal
Al detenido lo identificaron como Wilmer Mencías, quien negó su participación en los hechos al momento de su captura. «Solo regáleme agua, yo no sé, soy inocente de todo esto», manifestó Wilmer Mencías.
Sin embargo, el subcomisario Edgardo Barahona señaló que las pruebas preliminares apuntan a una conexión clara: «El detenido tiene vinculación directa con una estructura criminal que pudiese estar relacionada con el ataque que se suscitó en un gimnasio en el municipio de Morazán».
El subcomisario también confirmó que las armas de fuego incautadas serán sometidas a un riguroso peritaje balístico, para determinar si fueron las utilizadas para quitarle la vida a las cuatro víctimas.

Masacre
La masacre ocurrió el pasado 10 de noviembre dentro de un gimnasio en la colonia El Porvenir, en Morazán, Yoro. En el terrible hecho cuatro hombres murieron de varios balazos.
Las víctimas fueron identificadas como Óscar Roberto Melara Botto, quien se encontraba ejercitándose. Además sus tres guardaespaldas: Néstor Lenin Lara Claro, Carlos Noé Lesama Jiménez y José Antonio Quijada.

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Antecedentes
De acuerdo con registros policiales, Melara Botto, alias «El Pollo», era el objetivo principal del ataque. La víctima principal había estado recluida en el Centro Penitenciario de El Progreso en 2022, cumpliendo condena por el delito de asesinato, para luego obtener una carta de libertad.
El informe policial detalla la brutalidad con la que se ejecutó el crimen: «Cinco sujetos fuertemente armados, algunos vistiendo indumentaria de fatiga militar y otros con ropa similar a la de la Agencia Técnica de Investigación Criminal (ATIC), irrumpieron en el gimnasio. Preguntaron por las personas armadas y, al identificarlas, les dispararon sin mediar palabra».
El subcomisario Edgardo Barahona señaló que la dinámica de la escena, incluyendo el número de participantes y el tipo de armamento utilizado, permite a las autoridades manejar varias líneas de investigación, aunque la posibilidad de un ataque selectivo es la que cobra mayor fuerza.
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