Redacción. Un video de un violento asalto registrado en la colonia Bográn, en San Pedro Sula, Cortés, circuló en redes sociales y generó un amplio debate sobre la seguridad urbana y el modus operandi de la delincuencia en la zona.
En las imágenes se ve a una mujer caminando tranquilamente por la acera de una calle residencial. De forma súbita, un individuo aparece, la aborda con agresividad, la acorrala y le quita la cartera.
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La mujer regresa inmediatamente tras el robo, en un momento de impotencia e incredulidad, mientras él simplemente sigue su camino alejándose de la escena. Según las imágenes fechadas por el sistema de vigilancia, el hecho se produjo el 23 de octubre de 2025.
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Otro robo
Según numerosos internautas, el sujeto es Juan Carlos Urbina González, alias “El Burro”, y es el mismo que asaltó y le disparó también a un repartidor delivery en San Pedro Sula, cerca del Instituto José Trinidad Reyes.
En un video, que se ha convertido en la principal prueba del caso, el delincuente interceptó al joven en una esquina concurrida a plena luz del día y, sin mediar palabra, apuntándole directamente con un arma de fuego de alto calibre, le exigió entregar sus pertenencias.
Visiblemente nervioso y con la adrenalina del momento, el repartidor intentó razonar con él, diciendo la ahora célebre frase: “Ando chambeando, broder” (estoy trabajando, amigo).
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Lamentablemente, el asaltante respondió a la súplica del trabajador con un disparo, accionando el arma de manera indiscriminada e hiriéndolo en el área del abdomen, un acto que conmocionó a toda la comunidad.
Después de recibir el disparo y mientras el asaltante huía, el joven, en un acto de supervivencia, se trasladó por sus propios medios a un centro asistencial cercano, donde fue recibido en la sala de emergencias.
Fuentes médicas informaron que la herida, si bien fue seria, afortunadamente no comprometió órganos vitales. El estado de salud permanece bajo observación rigurosa mientras se recupera de la agresión.
“El Burro”, identificado por las cámaras, fue capturado gracias a la presión social ejercida por la difusión de los videos y a la recompensa de 200,000 lempiras ofrecida por la Policía por información.
