Copán, Honduras. Una llamada que aparentaba ser un grito de auxilio se convirtió en una trampa mortal. El 22 de septiembre de 2025, Iris Alejandra Romero López fingió atravesar una crisis emocional para atraer a su víctima: su propia madre. Entre lágrimas, le pidió ayuda, diciendo que quería acabar con su vida. Movida por la preocupación, la mujer acudió sin imaginar que se dirigía hacia una emboscada que la marcaría para siempre.
Apenas cruzó el umbral de la vivienda en Corquín, Copán, fue recibida por una escena aterradora. Iris, lejos de buscar consuelo, sostenía un envase con ácido de alta potencia, el mismo que se usa para destapar cañerías. Sin mediar palabra, lanzó el líquido corrosivo directamente al rostro y cuerpo de su madre. En cuestión de segundos, el dolor y los gritos rompieron el silencio del vecindario.
El ataque no fue un impulso, sino el resultado de una planificación minuciosa. Según las investigaciones del Ministerio Público, Iris Romero aprovechó la confianza familiar para ejecutar su venganza. Los fiscales sostienen que actuó con premeditación y una clara intención de causar daño permanente, pues adquirió el ácido con anticipación y esperó el momento en que su madre llegaría a auxiliarla.
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Medios locales confirmaron que la víctima es madre de la agresora y que Iris, maestra de profesión, ya había mostrado conductas violentas antes. No era la primera vez que su progenitora sufría amenazas o maltratos. Incluso existían advertencias de posibles agresiones a otros familiares, lo que da cuenta de un patrón de hostigamiento previo.
La Fiscalía Regional de Occidente presentó requerimiento fiscal contra Iris Alejandra Romero López por los delitos de maltrato familiar y lesiones graves. Aunque la audiencia inicial fue fijada para este 7 de octubre, el Ministerio Público considera que la magnitud del ataque refleja una forma extrema de violencia intrafamiliar y ha solicitado su prisión preventiva mientras se desarrolla el proceso.
Mientras tanto, la víctima continúa hospitalizada, aferrada a la esperanza de recuperarse y de que el acto brutal cometido por su hija no quede impune.
