Redacción. Una revisión sistemática reciente, liderada por la profesora Sandra Lucas de la Universidad del Oeste de Escocia, ha recopilado evidencia científica que respalda el consumo de sopa de pollo como complemento útil para aliviar los síntomas de infecciones respiratorias leves como el resfriado común, la gripe y casos leves de COVID-19.
Los hallazgos fueron difundidos por la revista especializada Mindfood, que destacó el creciente interés por los efectos terapéuticos de ciertos alimentos dentro del enfoque de autocuidado.
Resultados clínicos
El equipo de investigación analizó más de 10.000 publicaciones científicas y seleccionó cuatro ensayos clínicos de alta calidad que evaluaban el impacto del consumo de sopas (entre ellas, la tradicional sopa de pollo) en pacientes con síntomas respiratorios. En total, participaron 342 personas. Los resultados mostraron que quienes consumieron sopa durante el episodio de enfermedad experimentaron:
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Una recuperación hasta 2,5 días más rápida, en comparación con quienes no la consumieron.
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Síntomas menos intensos de congestión nasal, dolor de garganta y fatiga.
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Reducción de marcadores inflamatorios, como la interleucina-6 (IL-6) y el factor de necrosis tumoral alfa (TNF-α), que son indicadores clave en la respuesta inmunitaria del organismo.

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Mecanismos de acción
La revisión también indagó en los mecanismos fisiológicos que podrían explicar estos efectos. El consumo de sopa aporta beneficios combinados:
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Hidratación: esencial durante cuadros febriles o gripales, en los que puede haber pérdida de líquidos.
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Calor: favorece la dilución de la mucosidad y el alivio del malestar de garganta.
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Valor nutricional: ingredientes comunes como ajo, cebolla, zanahoria, jengibre, apio y vegetales de hoja verde contienen compuestos con propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas que pueden reforzar el sistema inmunológico.
Aunque el foco principal del análisis fue la sopa de pollo, también se incluyeron variantes como sopas de cebada y de vegetales con hierbas, lo que sugiere que el efecto no se limita a un solo tipo de preparación, aunque la versión con pollo es la más estudiada.
Limitaciones y perspectivas para la investigación
Pese a los hallazgos prometedores, la revisión reconoce limitaciones relevantes:
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El número de estudios con evidencia clínica sólida sigue siendo bajo.
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No se han comparado de forma sistemática los efectos entre recetas caseras y sopas comerciales.
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Faltan datos sobre indicadores funcionales como la calidad del sueño, el nivel de energía o el retorno a la actividad laboral.
Lucas y su equipo recomiendan avanzar hacia investigaciones con mayor número de participantes, diversidad de poblaciones y control más riguroso de las variables dietéticas.

Recomendaciones prácticas y precauciones
Los expertos coinciden en que la sopa de pollo puede integrarse como parte de una estrategia de autocuidado, siempre acompañada de descanso, hidratación suficiente y seguimiento médico. Mindfood subraya que este alimento no sustituye el diagnóstico ni el tratamiento profesional, especialmente en casos de síntomas graves o persistentes.
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