Redacción. Una escena conmovedora tuvo lugar recientemente en las oficinas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) en Chicago. Dos soldados de la Guardia Nacional llegaron al lugar acompañando a su madre latina, quien había recibido una citación para presentarse ante la agencia.
Para sorpresa del personal y de quienes estaban presentes, los dos militares resultaron ser hijos de la mujer. Vestidos con su uniforme, decidieron estar a su lado para brindarle apoyo emocional. También, quisieron enviar un mensaje silencioso pero poderoso: permitir que el uniforme hablara por ellos.
Según informó Noticias Telemundo, los jóvenes asistieron con un doble propósito. Por un lado, respaldaron a su madre, quien lleva más de 20 años residiendo en Estados Unidos. Por otro, expresaron su compromiso tanto con su país como con su familia.
Aunque la mujer cuenta con un permiso de trabajo vigente, la citación enviada por mensaje de texto generó preocupación. Sus hijos temieron que se tratara de una deportación, así que optaron por acompañarla personalmente. Afortunadamente, la mujer salió del edificio junto a sus hijos sin mayores incidentes.
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No todos los casos terminan bien
Por otro lado, el caso de Yessena Ruano, una madre salvadoreña que vive en Milwaukee, refleja otra realidad. Ella ha residido en Estados Unidos durante 14 años, pero las autoridades rechazaron su solicitud de visa como víctima de tráfico humano. Ante la negativa, Ruano eligió regresar voluntariamente a su país. El gobierno federal promueve la autodeportación como salida para personas en situación migratoria irregular.
En Florida, ocurrió un caso similar. ICE deportó a María Isidro, niñera y esposa de un pastor, en cuestión de días. La mujer vivía con su familia en Live Oak. Llegó a Estados Unidos en 1998, buscando atención médica para uno de sus hijos.
Aunque en el pasado enfrentó una orden de deportación, los funcionarios del gobierno la suspendieron varias veces mientras ella tramitaba su estatus legal. Sin embargo, esta vez no hubo prórroga. ICE la arrestó y la deportó a Matamoros, México.
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