Ruy Díaz Díaz, PhD
A finales de la década pasada se generó la peor crisis financiera mundial desde la gran depresión de los años 30, relacionada con la crisis de hipotecas en EEUU. En ese contexto las autoridades económicas de los diferentes gobiernos optaron por la inyección de liquidez, la intervención y la nacionalización de bancos, la ampliación de la garantía de depósitos, la creación de fondos millonarios para la compra de activos dañados, buscando mantener la solvencia de las entidades financieras, restablecer la confianza entre las entidades financieras y tranquilizar a los cuentahabientes.
Por su parte, el gobierno de los EEUU, conservador y acérrimo defensor de la no intervención del Estado en la economía, diseñó un plan de rescate a finales de 2007. La principal medida destinada a limitar los impagos hipotecarios era congelar los tipos de interés de los préstamos de alto riesgo a tipo variable. La administración Bush también anunció a principios de 2008 un plan presupuestario de relanzamiento de unos 150.000 millones de dólares, equivalente del 1% del PIB norteamericano.
Buscando una solución a largo plazo, el gobierno de los EEUU otorgó posteriormente un rescate de 700.000 millones de dólares para comprar la mala deuda de Wall Street a cambio de una participación en los bancos. Este rescate que equivale más o menos a 140 veces la deuda de Honduras, cantidad sin precedentes en la historia de la humanidad, representa la intervención estatal de mayor magnitud diseñada por un gobierno y, se subraya, realizada por un gobierno apologista de la no intervención del Estado en la economía.
Así, la Reserva Federal (FED) estadounidense flexibilizó la política monetaria inyectando liquidez y manipulando los tipos de interés. Además de proveer liquidez, para reducir el impacto de la crisis financiera sobre el crecimiento, la FED bajó considerablemente su tipo directriz, que pasó de 6% a principios de 2007 a 0,5% a finales de 2008. Asimismo, los bancos centrales a nivel mundial desempeñaron la función de prestamista de última instancia, al otorgar fondos adicionales a los bancos tomando sus activos como garantía.
Mientras tanto, en Honduras se oficializa, del 7 al 11 de Octubre 2015, un Feriado ¿¡Morazánico?! y sospechosamente inmediatamente después se informa del cierre obligatorio de Banco Continental , sobre la base que al congelarle sus activos en EEUU cae en ilegalidad en Honduras al no alcanzar el fondo de garantía de los depósitos bancarios, sin dar ningún margen de reacción.
Diario EL LIBERTADOR subraya la presencia del embajador estadounidense en Tegucigalpa, James Nealon, en Octubre 11 en las instalaciones del Banco Central de Honduras, cuando el Directorio de la Institución se encontraba reunido en sesión extraordinaria para declarar el cierre formal de Banco Continental. Ese mismo día, agentes del Departamento del Tesoro se reunieron con la Comisión de Bancos y Seguros (CNBS). Nealon, no planteó ninguna de las soluciones diseñadas en su momento por la FED para salvaguardar el sistema financiero y evitar el cierre de bancos norteamericanos.
