Redacción. En el dinámico mundo de la belleza, una técnica de origen coreano está ganando terreno y popularidad entre dermatólogos e influencers: el skin-flooding.
Este método, que se traduce como «inundación de la piel», promete una hidratación profunda y duradera, combatiendo la sequedad, mejorando la textura y devolviendo el brillo natural al rostro.
Su auge en redes sociales y la promesa de resultados visibles en poco tiempo lo han convertido en la rutina de moda para 2025.
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Fórmula
El concepto del skin-flooding es sencillo pero efectivo: aplicar productos hidratantes en capas sobre la piel húmeda.
La técnica aprovecha la porosidad de la piel tras la limpieza para sellar la humedad y potenciar la absorción de los ingredientes humectantes. El objetivo es que la piel no se seque entre un paso y otro, creando una barrera que retiene el agua de forma más eficiente.
El proceso es fácil de seguir y se puede incorporar a la rutina diaria con productos básicos. Comienza con una limpieza facial suave, seguida de la aplicación de una bruma o agua termal sobre el rostro aún húmedo.
A continuación, se aplica un suero con ácido hialurónico, glicerina o niacinamida, ingredientes clave que actúan como imanes para el agua. Finalmente, se sella la hidratación con una crema rica en emolientes. En la rutina matutina, es crucial terminar con un protector solar para proteger la piel de los rayos UV.
¿Quiénes deben tener cuidado?
El skin-flooding es una solución ideal para personas con piel seca, deshidratada o sensible que buscan restaurar la barrera cutánea. Sin embargo, los expertos advierten que no es para todos. Según la American Academy of Dermatology (AAD), aquellos con piel grasa o propensa al acné deben ser cautelosos.

El exceso de productos humectantes podría obstruir los poros o agravar brotes existentes si no se utilizan fórmulas no comedogénicas. Por ello, se recomienda la consulta con un dermatólogo antes de adoptar la técnica para evitar alterar el equilibrio natural de la piel.
En un mundo de tendencias fugaces, el skin-flooding ha demostrado ser más que una moda pasajera. Su enfoque en los principios básicos de la hidratación y su capacidad para ofrecer resultados notables lo han consolidado como un pilar en el cuidado de la piel.