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jueves, agosto 15, 2024

Sin llorar

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El ciudadano presidente Juan Orlando Hernández prefiere que los productores del agro sequen sus lágrimas ante las inclemencias de la sequía y, “en el momento que empiecen a llorar, también empiecen a plantear soluciones”.

“Con llorar no se gana nada”, recalcó el Ejecutivo ante los congregados por el Consejo Consultivo de la Federación Nacional de Agricultores y Ganaderos (FENAGH) para tratar los problemas del fenómeno El Niño que no es exactamente, dicho sea de paso, cuestión de cambio climático.

En la agenda de esa reunión se planteó al gobierno, por parte de la FENAGH, la adopción de medidas estructurales, entre ellas la emisión de una ley de ordenamiento territorial, dizque para disminuir en el futuro “los efectos del cambio climático en la producción de alimentos básicos”.

Al respecto, el Ejecutivo demandó: “Quiero que hagamos un esfuerzo todos para que salgamos de esto”. Al lado del ciudadano presidente, Aline Flores, cabeza del empresariado privado, COHEP, hizo eco: “Este es un tema no solo del gobierno, sino que de todos… es una cadena que afecta al comercio, a la población en general”.

Es cierto, en efecto, que el desafío de la sequía –posiblemente la más intensa en las últimas décadas— requiere del esfuerzo general, pero con mayor responsabilidad del gobierno, que es el llamado a formular y aplicar las políticas de Estado para el desarrollo agropecuario, así como las medidas necesarias en situaciones de emergencia.

En el criterio de la FENAGH, por lo que se ve, lo que procede de inmediato es inventar una ley de ordenamiento territorial para enfrentar el cambio climático. Por su parte, el gobierno, con su discurso promocional, llama a producir “al estándar del mundo. Y si podemos superarlo, mejor. Sí se puede. Solo es cuestión de compromiso”.

Diremos que, en efecto, sí se puede, pero asumiendo, en este momento crítico, que la prioridad es la inversión en medidas de mitigación a la adversidad climática –más que la producción en sí–, algo imposible para los productores en las condiciones actuales. La atención a la producción y la productividad viene después, como lógica consecuencia.

Para el caso, convendría tomar en cuenta la Sociedad de Garantías Recíprocas, en la que participan casi todos los bancos privados del sistema y BANPROVI como principal aportante del capital.

Como se trata de crédito riesgoso a largo plazo, al que la banca privada le opone obligadamente la garantía hipotecaria, lo cual cierra el acceso de estos fondos a la mayoría de los productores, el gobierno podría buscar un arreglo, dentro de la Sociedad de Garantías Reciprocas, para relajar el problema de la garantía hipotecaria, inyectando al Fondo de Garantía Agropecuaria una mayor cantidad de recursos mediante la disminución del encaje bancario.

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