FARÁNDULA. El influencer japonés que reside en Honduras, Shin Fujiyama, llegó hace unas horas a Tegucigalpa para vender las camisetas que lanzó con la finalidad de recaudar fondos a beneficio de la construcción de aulas del centro básico de Mangandi, en El Progreso, Yoro.
A inicios de diciembre, el japonés lanzó una línea de camisetas, en versión limitada, que inició a vender en San Pedro Sula a un valor de 350 lempiras. Ahora, Shin se ha trasladado a Tegucigalpa para continuar vendiendo las camisetas a los capitalinos.
El youtuber estará en un horario de 4:00 de la tarde a 8:00 de la noche en Cascadas Mall, donde ofrecerá las camisas a los ciudadanos.
«Tenemos en todos los tamaños, incluso de niños, y la tela es de alta calidad y las mangas son bordadas con tela lenca, de Intibucá», explicó el influencer en sus redes sociales.
Fujiyama compartió en sus historias el momento en que llegó a la ciudad capital, donde ha aprovechado en visitar el centro.
Todo el dinero obtenido será a beneficio de la escuela de Mangandi, donde los niños estudian debajo de un árbol y en los pasillos ante la falta de aulas.
Vea también: Shin lanza línea de camisetas para recaudar fondos y construir escuela
Shin Fujiyama gradúa nueva promoción de alumnos bilingües
A finales de octubre, la Escuela Bilingüe Villa Soleada, creada por el influencer japonés Shin Fujiyama, acaba de graduar una nueva promoción de alumnos, a quienes les seguirán ayudando con un bono para obtener educación universitaria.
A través de las redes sociales, el creador de contenido dejó ver su contento y satisfacción por haber graduado a una nueva promoción de estudiantes de secundaria.
Fujiyama dio lindas palabras, recordando todo lo que los alumnos han vivido y lo bien que siente al verlos ya grandes y con ganas de triunfar.
«Quiero dar las gracias a todos y un fuerte aplauso a los maestros y padres de familia que gracias a ellos los alumnos ya crecieron», expresó el solidario extranjero.
También recordó que para el último año, los estudiantes realizaron actividades como conocer la vida campestre y escalar la montaña más alta de Santa Bárbara. Además, supieron lo que es el trabajo diario y se desvincularon de sus padres por un día.
