San Pedro Sula, Honduras. La sexta avenida y quinta calle del barrio Medina, que en estas fechas suele latir al ritmo de las compras de fin de año, despertó en silencio. Un día después del voraz incendio que arrasó con al menos 100 negocios del Mercado Medina Concepción, el lugar dejó atrás el olor a verduras frescas y el bullicio de compradores para impregnarse de ceniza, metal quemado y desvelo.
La noche del lunes, el fuego que de manera preliminar habría iniciado en una bodega donde se almacenaba pólvora consumió puestos de verduras, bodegas de abarrotería, ventas de carne, lácteos y otros rubros que sostenían a decenas de familias.
Desde temprano, el cansancio se reflejó en los rostros. Al igual que los elementos del Cuerpo de Bomberos, muchos dueños de puestos llevaban horas sin dormir. Algunos vigilaban los locales que el fuego no alcanzó, con el temor constante a los robos; otros removían láminas retorcidas, madera calcinada y restos de vitrinas, buscando entre los escombros algo que aún pudiera salvarse.
Escena de guerra
La quinta y sexta avenida parecían sacadas de una escena de guerra. Edificios ennegrecidos por el humo, dos vehículos reducidos a chatarra y productos esparcidos por el suelo: verduras, pescado, pollo, carne y restos de pólvora mezclados con agua y ceniza.
Caminar resultaba casi imposible. A cada paso, charcos oscuros del agua utilizada para apagar las llamas recordaban la magnitud del siniestro, mientras maquinaria pesada levantaba láminas y despejaba lo que el fuego dejó atrás.
En algunas zonas, el ambiente se volvió irrespirable. El mal olor se extendía por los pasillos, provocado por carnes, mariscos y pollos descompuestos que no lograron ser rescatados a tiempo.
Entre los restos, algunos vendedores de verduras limpiaban sus mesas. Tomaban una lechuga, revisaban un tomate, intentaban rescatar algo para volver a empezar. Pero el esfuerzo casi siempre terminaba en resignación: la mayoría de los productos quedó carbonizada o inservible.
La impotencia se dibujó en cada mirada. Las manos ennegrecidas y cansadas reflejaban horas moviendo lo poco que quedó de sus negocios, mientras los rostros, cubiertos de ceniza, evidenciaban una noche sin descanso.
En otros extremos del mercado, vendedores que no resultaron afectados abrieron sus locales. Lo hicieron con el ánimo golpeado, al ver cómo muchos de sus compañeros se quedaron sin nada. Aun así, varias personas llegaron a realizar sus compras, intentando mantener viva la dinámica del mercado en medio de la tragedia.
Trabajo de varios días
El teniente del Cuerpo de Bomberos, Gaspar Morales, informó que el incendio comenzó alrededor de las 6:00 de la tarde del lunes y que los equipos lograron controlarlo por completo hasta la madrugada del martes.
Explicó que la remoción de escombros tomará varios días, debido a la magnitud de los daños.
Este martes, elementos del Cuerpo de Bomberos y de la Municipalidad de San Pedro Sula trabajaron en la zona para despejar las calles, que permanecieron cerradas mientras avanzaban las labores.
El agotamiento entre los apagafuegos resultó evidente. Llevaban horas en el lugar, intentando devolver algo de calma en medio de la tormenta que hoy enfrentan decenas de locatarios del Mercado Medina.
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