San Pedro Sula, Honduras. Hubo un tiempo en que ir al cine en San Pedro Sula era todo un acontecimiento. No se trataba solo de ver una película, sino de caminar por el centro, comprar palomitas, leer la cartelera iluminada y compartir la emoción colectiva de una sala llena. Durante décadas, la ciudad contó con cines emblemáticos que hoy sobreviven únicamente en la memoria y en fotografías del recuerdo.
Uno de los más queridos fue el Cine Presidente, ubicado en la primera calle, décima avenida del barrio El Benque. Considerado uno de los mejores cines de su época, cerró a mediados de los años 90, dejando un vacío entre quienes crecieron asistiendo a sus funciones.
Otro ícono fue el Cine Lux, cuya historia se remonta a los años 50, cuando operaba como Teatro Etiempica. En 1960 se modernizó y adoptó un nombre más comercial, convirtiéndose en uno de los espacios culturales más representativos de la ciudad.
El Cine Tropicana abrió sus puertas el 17 de abril de 1959 y marcó un antes y un después al ser el primer cine con aire acondicionado en San Pedro Sula. Su enorme sala, que según recuerdan muchos tenía cerca de mil butacas, no solo proyectó películas, sino que albergó eventos históricos como elecciones de Señorita San Pedro Sula, Miss Honduras y presentaciones teatrales.
Otros cines de la ciudad
En el bulevar Morazán también brilló el Cine Géminis, ubicado a unos 200 metros al sur del Estadio General Francisco Morazán. Fue el primer cine de la ciudad con dos salas en un mismo local, de ahí su nombre, inspirado en los gemelos del signo zodiacal.
En la siete calle se levantaba el imponente Cine Clamer, un edificio grande y llamativo que muchos recuerdan por su rótulo, aunque no todos llegaron a entrar a sus funciones.
Más hacia la Circunvalación Oeste funcionó el Cine Los Andes, considerado bonito y moderno para su tiempo, aunque algo apartado del casco urbano.
Para muchos, la llegada del Cine Variedades marcó el inicio de la modernidad en las salas de cine de la ciudad. Allí se realizaron estrenos memorables, como el de Los Cazafantasmas, una función tan concurrida que el exceso de público provocó el colapso de la baranda de la taquilla, dejando varios heridos.
Hoy, cuando las multisalas y el streaming dominan el consumo audiovisual, estos cines siguen vivos en el recuerdo de San Pedro Sula, como símbolos de una ciudad que aprendió a soñar frente a una pantalla grande.
