Redacción. La ruta 10, que conecta el sector Ticamaya de Choloma con San Pedro Sula, sigue sin operar esta semana luego del violento asesinato de un ayudante de apenas 16 años.
El crimen, ocurrido la tarde del miércoles pasado, provocó la inmediata paralización de las unidades, dejando a cientos de usuarios sin transporte.
Los transportistas denunciaron públicamente que temen nuevos atentados contra sus empleados y unidades. Además, revelaron que operan bajo el cobro simultáneo de hasta siete grupos extorsivos diferentes.

Desde el pasado 27 de noviembre la ruta 10 ya se había paralizado, pero empezaron a operar algunos de los conductores y el miércoles 3 de diciembre ocurrió el crimen. Esta suspensión afectó a cientos de personas que utilizan este medio para movilizarse a sus trabajos y centros de estudio entre Choloma y San Pedro Sula.
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Los conductores y propietarios de las unidades mantienen el paro de labores como medida de presión y seguridad, ya que exigen a las autoridades una acción contundente para garantizar la vida de sus trabajadores y desmantelar las bandas dedicadas al cobro de la extorsión en el sector transporte.
Crimen
El joven ayudante murió tras un ataque directo dentro del autobús. Según relataron testigos, un hombre hizo la señal de parada a la unidad en un centro comercial del bulevar del este y, al abordar, disparó directamente contra el menor.
La víctima recibió un impacto de bala en el pecho y falleció mientras sus compañeros lo trasladaban de emergencia al hospital Mario Catarino Rivas. El joven tenía solo tres semanas de trabajar en la ruta.
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La muerte violenta del menor subraya la vulnerabilidad de los trabajadores del transporte en Honduras ante el flagelo de la extorsión.



