San Pedro Sula, Honduras. Entre desechos, olores desagradables, asaltos y largas filas, cientos de ciudadanos se mantuvieron este miércoles alrededor del Centro de Educación Básica Soledad Fernández, en el barrio Barandillas, a la espera de recibir el «Bono de Alivio Climático» entregado por personal de la Red Solidaria del Gobierno.
Al ser consultados por este medio, muchos de los beneficiarios alegaron diferentes causas por las que estaban en esa escuela a la espera del bono. Una de las justificaciones más llamativas fue que les otorgaban el bono por ser damnificados de fenómenos como las tormentas tropicales de 2020 (Iota y Eta).
Este beneficio, financiado por el Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), consiste en la entrega de 7,000 lempiras a cada familia censada en zonas históricamente afectadas por tormentas y huracanes, comentaron otros.
Entrega
Según relataron varias personas que se encontraban a la espera de ser atendidas, centenares de maestros participaron activamente en todo el proceso de inscripción.
Incluso, los mismos mentores se encargaron de confirmarles que habían sido seleccionadas para recibir el bono.
De acuerdo a las instrucciones que se les daban al llegar al lugar de entrega, los beneficiados debían presentar una copia de su Documento Nacional de Identidad (DNI), así como un código QR que les proporcionaba el personal encargado. Luego, pasaban a una mesa donde los responsables verificaban su nombre en los listados. Una vez confirmada su identidad, firmaban un registro y recibían el dinero correspondiente.
Filas interminables y reclamos
El bono comenzó a entregarse desde el sábado pasado. Las autoridades organizaron las filas de esta manera: una de adultos mayores, otra de mujeres embarazadas y personas con niños, y una más para el resto de beneficiarios.
Personas con discapacidad o condiciones médicas eran ingresadas directamente, hasta la cancha donde estaba el personal entregando el dinero.
No obstante, algunos asistentes se mostraron inconformes por el lento avance y la falta de prioridad. Las filas se extendían por varias cuadras de la avenida Junior y calles aledañas.
“Yo soy diabética y mire dónde estoy haciendo fila; hay un montón de gente joven que debería ir atrás”, reclamó una mujer visiblemente molesta, mientras era apoyada por otras personas que esperaban desde la noche anterior.
“Muchas personas nos vinimos a quedar en SPS luego de salir de nuestras comunidades. Las filas son larguísimas, pero mientras aparezca en el listado uno puede ir a reclamarlo”, dijo Kendy Mejía, residente de Cofradía.
Aunque los organizadores aseguraron que todas las filas eran atendidas, testigos afirmaron que solo la de adultos mayores avanzaba con rapidez.
Otro grupo opinó que la entrega habría sido más ordenada si se realizaba por sectores, donde previamente habían sido censados, para así evitar el caos en este lugar.
Una larga espera
Antonia Romero contó que llegó a las 4:00 de la mañana y ya encontró decenas de personas guardando cupos. Llevó una silla para resistir la espera.
“Nos censaron hace tiempo, pero solo quienes recibimos la llamada salimos en el listado de entrega”, explicó.
Aunque dijo estar cansada, le alegraba tener una “entradita de dinero, que me va ayudar en mis gastos personales”.
Desde una aldea del Merendón, María llegó la noche del miércoles. “Me llamaron y me dieron un código. Solo pedían la copia de la cédula y un código”, relató.
Aunque dudó en asistir por la cantidad de gente, dijo que el dinero “servirá para invertir en su pulpería”.
Comentó que llegó el martes a las 10:00 de la noche y para no hacer fila dejó a una persona cuidándole el puesto. Dijo que se fue a dormir donde un familiar para luego regresar a la escuela a eso de las 3:00 de la mañana y hacer la fila.
Otras personas relataron que estaban desde el domingo y lunes en el lugar, y que, pese a que sí fueron llamados por los maestros, no habían podido ingresar porque siempre les quitaban el puesto.
Gasto en medicinas
Para los adultos mayores, el bono significa un alivio en sus gastos médicos. “Cuando uno ya es de la tercera edad, todo lo gasta en medicinas”, comentó Aidé Chavarría, quien destacó que dentro del centro el trámite fue rápido y ordenado.
“Al ingresar, verifican que uno esté en el listado, se firma y entregan el dinero”, agregó.
Sin embargo, otros no corrieron con la misma suerte. Una mujer que prefirió no identificarse explicó que, pese a haberse censado en la Casa del Pueblo (Partido Libre), no apareció en la lista.
Le informaron que podría estar incluida en otro listado que se publicará a finales de noviembre. “Necesitaba el dinero para mis medicinas, pero espero salir en la próxima lista”, lamentó.
Varias personas de la tercera edad mencionaron que, aunque tuvieron que hacer enormes filas por varias horas, la necesidad los obligaba, ya que ellos no cuentan con un trabajo.
“Estos 7,000 lempiras nos quitan el hambre por varios días”, dijo Ana Rivera, quien recalcó que es madre soltera.
Basura y malos olores
Los alrededores del centro educativo quedaron cubiertos de basura tras la masiva afluencia. Vendedores ambulantes instalaron carpas desde el fin de semana y la acumulación de desechos generó un ambiente insalubre.
“Aquí huele a orines. La gente hace sus necesidades en la calle porque no pusieron baños portátiles”, denunciaron vecinos, quienes pidieron una limpieza inmediata.
Algunos negocios improvisaron baños de alquiler, pero muchos optaron por usar la vía pública, agravando los malos olores.
Tanto los vendedores como las personas que compraron alimentos y bebidas, botaban basura en aceras y calles, creando mini basureros, los cuales desprendían malos olores.
Gloria Lucia Morel considera que los padres de familia no deben de enviar a los menores a clases hasta que limpien toda la escuela y alrededores. “Ahí es un mar de virus en estos momentos, tanto adentro como afuera de la escuela”, recalcó.
Robos y clases
Además del desorden y la basura, los vecinos reportaron asaltos a personas que salían del lugar con el dinero recién recibido. Según relataron, despojaron de su bono a varios beneficiarios tras abordar taxis. Algunos incluso dijeron que fueron víctimas de los propios conductores.
Mientras tanto, la directora municipal de Educación, Miriam Palacios, comentó que las clases del centro educativo Soledad Fernández se realizaron de manera virtual toda la semana.
“El jueves y viernes se dedicó para limpiar el centro, para entregarlo limpio como nos lo dieron”, dijo Palacios.
Aunque las autoridades han asegurado que este bono no tiene tinte político, ayer a varias personas les entregaron sombrillas de la candidata presidencial de Libre, Rixi Moncada, mientras que a nombre del aspirante a la alcaldía sampedrana, ofrecían baleadas y refrescos.
Ayer miércoles concluyó la entrega del bono en el centro educativo Soledad Fernández. Mientras algunos salieron agradecidos por el apoyo recibido, otros regresaron a casa frustrados, sin haber encontrado su nombre en los listados o sin haber logrado ingresar tras horas, incluso días, de espera.
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