SAN PEDRO SULA, CORTÉS.-El Tribunal de Sentencia, por la vía de la Estricta Conformidad, condenó a 22 años 6 meses de reclusión a un violador confeso de niña de seis años.
El imputado responde al nombre de Julio Cesar Machado Rodríguez, quien reconoció haber cometido el delito de actos de lujuria agravados y violación especial, en perjuicio de una menor de edad.
Violador confeso
La perjudicada es una menor de seis años de edad que vivía con su madre, abuela y con el imputado compañero de hogar de esta última, quien ejecutó las agresiones en contra de la ofendida.
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Hechos similares
El mes pasado autoridades encargadas informaron que ya suman 220 años de prisión para “El Violador de Cofradía”.
Esta es su décima segunda condena por el delito de Violación en perjuicio de varias mujeres en San Pedro Sula, norte de Honduras, y por lo que ya ascienden a 220 años de prisión para este criminal.
Denis Alberto Núñez Mendoza es conocido como el violador en serie de Cofradía.
Las 12 condenas contra el imputado fueron logradas por la Fiscalía Especial de la Mujer en San Pedro Sula.
La nueva sentencia dictada que alcanza los diez años de reclusión, es porque el pasado 18 de febrero de 2002 el imputado abusó sexualmente de una mujer de 59 años de edad.
Se presume que este hecho se cometió en el momento que la víctima salía del Centro de Salud “Miguel Paz Barahona” del barrio Medina.
El condenado al ser presentado ante a la Sala Cuarta del Tribunal de Sentencia para un nuevo Juicio Oral y al conocer los elementos probatorios en poder de la Fiscalía Especial de la Mujer, aceptó la comisión del ilícito penal por lo que se le condenó a la pena de 10 años de cárcel.
“Modus Operandi” del Violador de Cofradía
Denis Núñez, en todos los hechos cometidos, utilizó las mismas artimañas.
Primero interceptaba a sus víctimas que tenían que ser personas mayores de 60 años. Colocaba su vehículo tipo Pick-up color rojo, frente a su objetivo y les ofrecía “jalón”, pero al negarse desenfundaba un cuchillo para amenazarlas y hacerlas subir al automóvil.
Las víctimas, ante las advertencias de muerte, se subían al vehículo y las conducía a diferentes zonas del segundo anillo periférico, donde y sin quitar el cuchillo del cuello de las víctimas, abusaba de ellas sexualmente.
