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martes, febrero 4, 2025

El Salvador asciende a la liga «B» en los rankings económicos globales

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Redacción. En años recientes, El Salvador alcanzó la categoría de Grado de Inversión en su calificación crediticia, pero la situación económica no siguió el rumbo esperado por las agencias calificadoras. La creciente deuda, junto a la falta de estrategias para controlarla, provocó que su calificación se deteriorara.

El Salvador, antes de la pandemia, contaba con una calificación de «B» de Fitch Ratings, «B3» de Moody’s y «B» de S&P Global, las más bajas entre los países de Centroamérica. Este 2025 comenzó con calificaciones similares, pero durante ese tiempo el país alcanzó algunas de las calificaciones más bajas, llegando incluso a Caa3.

Durante ese periodo, la pandemia, un aumento significativo en la deuda, la legalización del bitcóin y las maniobras financieras -como las recompras para aliviar los pagos de deuda e intereses- marcaron la pauta. Inclusive antes de finalizar 2024, el país centroamericano logró un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI).

El camino 

En 2021, la primera agencia en reducir la calificación crediticia de El Salvador fue Moody’s, bajándola a Caa1, es decir, alta probabilidad de impago. Esta calificación señala que la deuda emitida con este nivel es «especulativa, de mala reputación y está expuesta a un riesgo crediticio extremadamente alto».

Moodys
Moodys también mejoró la calificación de El Salvador.

«La perspectiva negativa de la calificación Caa1 refleja la opinión de Moody’s de que la posición fiscal sigue siendo vulnerable y susceptible a shocks de financiamiento que podrían poner en peligro la capacidad de pago» del país, rezaba el reporte.

La calificadora recalcaba que cada vez había menos alternativas de financiamiento. Además, había «incertidumbre» sobre la posibilidad de lograr un acuerdo con el FMI. En 2022, Moody’s, que había advertido sobre los riesgos del bitcóin, redujo en dos escalas la calificación de El Salvador, dejándola en Caa3.

La agencia explicó que esta rebaja se debía principalmente a la falta de un plan financiero sólido, lo que incrementaba los riesgos crediticios debido al acceso limitado a los mercados internacionales, sumado a los altos rendimientos de la deuda externa del país.

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Riesgo de pérdidas 

Ese mismo año, Jaime Reusche, vicepresidente de Créditos de Moody’s, dijo a El Economista que El Salvador ya estaba en los niveles más bajos de la escala crediticia, con sólo dos escalones por debajo. Según él, esto no reflejaba únicamente el riesgo, sino además las posibles pérdidas que se podrían enfrentar en caso de incumplimiento.

Moody’s mantuvo la calificación de El Salvador en Caa3 durante dos años, pero en mayo de 2024 la subió ligeramente a Caa1. Esta mejora se debió a una reducción significativa de los riesgos crediticios, ya que la probabilidad de episodios de estrés de liquidez había disminuido.

En noviembre de 2024, por ejemplo, la calificadora finalmente regresó la nota a B3, nivel que El Salvador había tenido en 2019. Moody’s destacó que el perfil crediticio del país se benefició de las recientes operaciones de gestión de pasivos.

Por otro lado, Fitch también rebajó la calificación en 2022 a CCC, y luego a CC. Según Fitch, la calificación reflejaba el acceso extremadamente limitado del país al mercado, junto con las altas necesidades de financiamiento fiscal, lo que hacía probable un incumplimiento. En el segundo trimestre de 2023, Fitch elevó la calificación a CCC+, que se mantuvo hasta 2025.

La primera de 2025

El 7 de enero de 2025, Fitch anunció una mejora en la calificación, elevándola a ‘B-‘. Esta mejora reflejó la reducción de las necesidades de financiamiento y la flexibilización de las restricciones financieras, impulsada por el acceso renovado al mercado y el reciente acuerdo con el FMI.

Los mecanismos financieros implementados por el gobierno de Nayib Bukele han beneficiado al país centroamericano.

Sin embargo, la deuda del sector público no financiero sigue siendo alta, alcanzando el 87.7 % del PIB en 2024, en comparación con el 84.9 % en 2023. Se espera que esta relación se mantenga similar en 2025 y que disminuya lentamente en 2026. No obstante, podría aumentar significativamente en 2027 por los pagos de intereses relacionados con el periodo de gracia extendido en 2023.

En cuanto a S&P, la calificadora rebajó la calificación de El Salvador a CCC en 2023 tras una reforma previsional. Pero la elevó a B- poco después, gracias al programa de reestructuración de la deuda a corto plazo llevado a cabo por el gobierno junto con los bancos comerciales. Desde entonces, la calificación de S&P no ha cambiado.

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