Redacción. Consumir determinadas bebidas en ayunas puede provocar desde molestias digestivas leves hasta efectos más intensos como reflujo, náuseas o alteraciones del ritmo cardíaco. Especialistas en nutrición coinciden en que, sin la presencia de alimentos, el estómago queda más expuesto a la acidez, la cafeína y otros compuestos que se absorben con mayor rapidez. Estas son algunas de las bebidas más habituales que conviene evitar antes de comer, junto con recomendaciones para reducir sus efectos.
Café negro: el más común, pero también el más agresivo
Para muchas personas, el día comienza con una taza de café. Sin embargo, tomarlo en ayunas puede ser contraproducente. La epidemióloga nutricional Jacqueline A. Vernarelli explica que el café contiene ácidos clorogénicos que incrementan la acidez gástrica y estimulan una mayor producción de ácido en el estómago. Esta combinación puede acelerar la motilidad gástrica e irritar el revestimiento estomacal.
Entre los efectos asociados están la acidez, el reflujo, el nerviosismo, los temblores y la aceleración del ritmo cardíaco. La nutricionista Amanda Sauceda advierte que quienes son propensos al reflujo deberían evitar especialmente el café sin alimentos previos.
Cómo minimizar el impacto:
Los expertos recomiendan beber agua o comer un refrigerio ligero —como un plátano, yogur o una tostada— antes del café. Agregar leche o bebida vegetal también ayuda a disminuir la acidez y a ralentizar la absorción de la cafeína. Otra opción es reducir la cantidad o elegir café descafeinado.
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Té con cafeína: una alternativa que también puede irritar
Aunque suele percibirse como más suave, el té con cafeína tampoco es ideal en ayunas. La nutricionista Kristen Carli señala que la cafeína del té puede aumentar la producción de ácido gástrico, lo que puede provocar náuseas, calambres abdominales y reflujo cuando el estómago está vacío. Además, beberlo muy caliente puede irritar el esófago y el estómago.
Cómo minimizar el impacto:
Se aconseja evitar infusiones muy concentradas, reducir el tiempo de reposo y optar por tés menos intensos. Comer antes alimentos que aporten proteína o grasa —como yogur, avena, pan integral o un huevo duro— puede ayudar a proteger el sistema digestivo.
La clave: no empezar el día solo con líquidos
Los expertos coinciden en que el estómago vacío es más vulnerable a bebidas estimulantes o ácidas. Incorporar aunque sea un pequeño refrigerio antes de consumir café, té o bebidas energéticas puede marcar la diferencia en la salud digestiva y el bienestar general.
En síntesis, no se trata de eliminar estas bebidas de la rutina diaria, sino de consumirlas en el momento adecuado y con acompañamiento alimentario, para evitar que el primer impulso del día termine pasando factura al organismo.
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