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jueves 11 diciembre 2025

Hábitos respaldados por la ciencia para dormir mejor

Redacción. Dormir bien no es un lujo, sino una condición indispensable para la salud física, mental y emocional. Diversos estudios citados por Healthline coinciden en que un descanso deficiente deteriora la memoria, altera el estado de ánimo, debilita el sistema inmunológico y aumenta el riesgo de enfermedades como obesidad, diabetes y afecciones cardiovasculares.

En un mundo donde el estrés, las pantallas y los horarios irregulares forman parte de la rutina, alcanzar un sueño reparador se ha convertido en una meta urgente.

La regulación del reloj biológico empieza mucho antes de acostarse. Exponerse a la luz natural durante el día ayuda a sincronizar el ritmo circadiano, lo que se traduce en mayor energía y mejor descanso nocturno. Cuando la luz solar no es una opción, Healthline destaca que los dispositivos de luz brillante pueden cumplir una función similar.

El comportamiento debe invertirse al caer la tarde. La luz azul de celulares, computadoras y televisores reduce la producción de melatonina, hormona clave para conciliar el sueño. Para minimizar esa interferencia, se recomienda evitar pantallas por lo menos dos horas antes de dormir.

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Rutinas constantes para un cuerpo sincronizado

La regularidad es otro componente esencial. Acostarse y levantarse siempre a la misma hora fortalece el ciclo natural del cuerpo. Una revisión científica de 2020 citada por Healthline muestra que los horarios irregulares o el hábito de dormir muy tarde deterioran la calidad del sueño. Las siestas extensas también pueden desordenar ese mecanismo; por ello, deben limitarse si la persona enfrenta dificultades nocturnas para descansar.

El movimiento es un aliado probado del descanso. La actividad física combate el insomnio y potencia la calidad del sueño profundo. Sin embargo, Healthline advierte que los entrenamientos intensos en horas cercanas a la noche pueden resultar contraproducentes debido a su efecto estimulante. Lo ideal es ejercitarse varias horas antes de acostarse.

El entorno en el que se duerme influye tanto como los hábitos diarios. Un colchón adecuado, una almohada confortable y ropa de cama apropiada pueden marcar la diferencia. Según una revisión de 2021 citada por Healthline, los colchones de firmeza media suelen ser los más efectivos para prevenir molestias físicas.

A esto se suma la importancia de controlar temperatura, ruido, ventilación y luz. Mantener la habitación alrededor de 18,3°C, reducir sonidos externos, minimizar la iluminación artificial y garantizar una buena calidad del aire son medidas clave para construir un ambiente ideal para dormir.

Cómo lograr un sueño reparador: hábitos y recomendaciones respaldadas por la ciencia
La actividad física está asociada a mejoras significativas en la calidad del sueño. Foto: Infobae.
Alimentos y sustancias que interfieren con el sueño

El sueño nocturno también puede verse afectado por lo que se consume horas antes. La cafeína disminuye la duración y la calidad del descanso, por lo que Healthline recomienda evitarla durante al menos ocho horas previas a acostarse. El alcohol, aunque produce somnolencia inicial, altera el ciclo fisiológico del sueño y agrava problemas como la apnea y el ronquido.

También es recomendable evitar comidas abundantes y ricas en carbohidratos antes de dormir. Si es necesario cenar tarde, lo mejor es optar por alimentos ligeros.

Entre los suplementos más utilizados se encuentra la melatonina, útil para conciliar el sueño más rápidamente. No obstante, Healthline enfatiza que debe administrarse con supervisión profesional, especialmente en niños, debido a la falta de regulación de la FDA en su calidad y dosificación.

Otros suplementos como magnesio, zinc, omega-3 y resveratrol pueden beneficiar a algunas personas, pero deben probarse uno a la vez y siempre bajo orientación médica.

Reducir el estrés previo a dormir es fundamental. Técnicas como meditación, respiración profunda, música suave, baños calientes o ejercicios de visualización ayudan a crear un estado de relajación que facilita la transición al sueño profundo.

Cuándo buscar ayuda profesional

Si los problemas para dormir se vuelven persistentes, puede tratarse de un trastorno del sueño. La apnea, el insomnio crónico, el síndrome de piernas inquietas y la narcolepsia son algunas de las afecciones más comunes.

Healthline señala que el 33,9% de los hombres y el 17,4% de las mujeres en Estados Unidos padecen apnea, mientras que al menos el 10% de los adultos vive con insomnio crónico. En estos casos, la consulta con un especialista es indispensable para un diagnóstico adecuado.

La evidencia científica muestra que alcanzar un sueño reparador requiere constancia, ajustes en la rutina diaria y un entorno adecuado. Incorporar hábitos saludables y reconocer cuándo es necesario buscar ayuda profesional no solo mejora la calidad del descanso, sino también el bienestar físico, mental y emocional. En suma, dormir bien es una inversión directa en una vida más saludable y productiva.

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