Redacción. El dolor de cuello se ha convertido en una molestia cada vez más común en la vida moderna, y expertos lo atribuyen, en gran medida, al uso prolongado de dispositivos electrónicos. Lo que se conoce como “tech neck” o síndrome del cuello tecnológico representa una de las principales causas de este malestar, según la Cleveland Clinic.
El problema surge al mantener la cabeza inclinada hacia adelante para mirar pantallas, una postura que, con el tiempo, genera sobrecarga en músculos, ligamentos y articulaciones de la zona cervical. En condiciones normales, la columna cervical está diseñada para soportar el peso de la cabeza, que oscila entre 4,5 y 5,5 kilogramos.
Sin embargo, al inclinarla, la presión sobre la estructura cervical aumenta de manera exponencial: a 15 grados, el cuello soporta unos 12 kg; a 30 grados, alrededor de 18 kg; y a 60 grados, casi 27 kg, según un estudio del cirujano de columna Kenneth K. Hansraj.
“Esta postura no solo afecta a los músculos, sino que también genera microlesiones y fatiga en ligamentos y articulaciones, acelerando la degeneración de los discos cervicales”, explica el quiropráctico Andrew Bang, de la Cleveland Clinic. El encorvamiento de los hombros y la tensión acumulada en la parte superior de la espalda agravan el problema, aumentando el riesgo de complicaciones serias.
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Síntomas y riesgos asociados
Los signos más frecuentes del “tech neck” incluyen rigidez, dolor punzante en cuello y hombros, espasmos musculares y limitación del movimiento. Con el tiempo, el dolor puede volverse crónico e irradiarse hacia brazos y hombros, afectando actividades diarias y bienestar general. En casos avanzados, también puede contribuir a cefaleas tensionales, mareos de origen cervical y pérdida progresiva de movilidad, según estudios publicados en revistas especializadas como Cephalalgia y Journal of Electromyography and Kinesiology.
El riesgo no discrimina por edad: aunque afecta con mayor frecuencia a mujeres y a personas mayores, cualquier usuario habitual de dispositivos electrónicos puede desarrollar la condición. Actividades como conducir por largos periodos o trabajar sin pausas también aumentan la probabilidad de sufrir dolor cervical, reflejan datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC).

Recomendaciones para prevenir el síndrome tecnológico
Especialistas coinciden en que la prevención requiere cambios de hábitos y ajustes posturales:
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Elevar la pantalla hasta la altura de los ojos para evitar la inclinación de la cabeza.
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Mantener la espalda recta, hombros relajados y pies apoyados en el piso.
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Hacer pausas frecuentes: levantarse, caminar y realizar movimientos suaves del cuello.
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Incorporar estiramientos de cuello y hombros a lo largo del día.
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Dormir en colchones firmes y con almohadas que mantengan una postura neutra del cuello.
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Aplicar frío en los primeros días ante dolor agudo, alternando luego con calor para aliviar la tensión.
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Recurrir a analgésicos de venta libre y masajes suaves si es necesario.
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Consultar a un especialista si el dolor persiste más de dos meses o interfiere con la vida cotidiana.
Consecuencias a largo plazo
Investigaciones en Clinical Biomechanics advierten que la inclinación sostenida de la cabeza puede generar adaptaciones musculares y articulares, derivando en efectos más complejos: reducción de la capacidad respiratoria, aumento del dolor crónico en la parte alta de la espalda y pérdida significativa de movilidad cervical.
El “tech neck” es, en definitiva, un problema moderno que refleja cómo los hábitos digitales impactan la salud muscular. Expertos alertan que, sin cambios en la postura y la rutina diaria, este síndrome puede volverse persistente, afectando desde la productividad laboral hasta acciones simples como girar la cabeza o dormir cómodamente.
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