Redacción. La infertilidad dejó de ser un tema exclusivamente femenino. Con los avances en ciencia y medicina reproductiva, la mirada se amplió y hoy el hombre ocupa un lugar central en los estudios de fertilidad. Así lo planteó la ginecóloga Stella Lancuba, quien destacó que el 30% de las dificultades para concebir se deben a causas masculinas.
Lancuba recordó que hace tres décadas las mujeres llegaban solas a las consultas, pero la realidad cambió: “Hoy vienen el 99% en pareja, vienen los dos, con lo cual eso es un avance enorme”. Este nuevo paradigma permite una evaluación más completa y acelera el diagnóstico.
La especialista subrayó que no se debe esperar un año para pedir ayuda médica, como se recomendaba antes. Ahora el enfoque es preventivo: cuanto antes se estudie la pareja, mejores son las posibilidades de encontrar causas y soluciones.
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Causas frecuentes
Según Lancuba, la mayor parte de los casos masculinos tienen origen espermático, un factor que puede verse afectado por múltiples variables:
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Alteraciones hormonales, como problemas en la producción o regulación de testosterona.
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Patologías infecciosas o congénitas del testículo.
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Problemas en la vía excretora, que interfieren con la correcta eyaculación.
Las infecciones, destacó, son especialmente relevantes porque pueden ser tratadas si se detectan a tiempo.
Además, la edad juega un rol clave. Aunque tradicionalmente se puso el foco en la edad materna, Lancuba advirtió que los varones mayores de 40 años también presentan más infertilidad, con mayor presencia de mutaciones genéticas en los espermatozoides y un riesgo elevado de aborto espontáneo.

La especialista remarcó que la pérdida reproductiva no es solo un fenómeno femenino. “Es de causa masculina y está relacionado a mutaciones de los espermatozoides en la edad paterna”, señaló. Además, explicó que los espermatozoides se generan en ciclos de 90 días, por lo que episodios como una gripe con fiebre pueden afectar temporalmente la fertilidad.
Nuevas tecnologías que cambiaron el pronóstico
La revolución tecnológica también llegó al campo de la reproducción masculina. Uno de los hitos es la técnica ICSI (inyección intracitoplasmática de espermatozoides). Lancuba la describió como un avance decisivo para quienes presentan concentraciones muy bajas de espermatozoides: basta uno solo para lograr un embrión viable mediante fecundación in vitro.
La especialista también destacó la incorporación de dispositivos de inteligencia artificial, capaces de seleccionar los espermatozoides con menor daño genético. Esto permite filtrar los que presentan anomalías y mejorar las probabilidades de éxito.
La importancia del diagnóstico temprano y las consultas periódicas
Para Lancuba, la clave está en reducir los tiempos: en 30 días se puede obtener un diagnóstico claro en el 80% de los casos. Y la recomendación es contundente: no esperar señales graves para consultar.
Los hombres, dijo, suelen mostrarse receptivos a los estudios y cuentan hoy con herramientas preventivas como la congelación de semen o la evaluación de enfermedades infecciosas para evitar transmitirlas.
Desde la infancia, añadió, un control urológico puede detectar condiciones como el descenso testicular tardío, que acarrea menor producción de espermatozoides y podría derivar en infertilidad severa en la adultez.
Un camino preconcepcional para ambos
El cuidado reproductivo ya no comienza al buscar un embarazo. Incluye medidas de prevención como la toma de ácido fólico, la detección de infecciones y, en el caso de las parejas, la realización de estudios genéticos preconcepcionales para conocer riesgos heredados.
“Con los descubrimientos de la genética hoy podemos estudiarnos para ver qué riesgo de portación de enfermedades tenemos”, afirmó Lancuba, quien destacó que esta información permite reducir la posibilidad de tener un bebé afectado.
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