Alteraciones en bacterias digestivas y señales inflamatorias actúan sobre los músculos y la protección ósea.
Redacción. El dolor de espalda se ha consolidado como la principal causa de discapacidad global, afectando a millones de personas en diversas partes del mundo, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
En el Reino Unido, se reportaron pérdidas de 7.8 millones de jornadas laborales debido a trastornos musculoesqueléticos, lo que pone de manifiesto la magnitud del problema.
El dolor puede deberse a múltiples causas, e identificarlas es primordial, para de allí enfocarse en aplicar desde tratamientos médicos hasta cambios en el entorno laboral.
Salud intestinal y dolor de espalda
Investigaciones recientes sugieren que el desequilibrio del microbioma intestinal podría tener un papel significativo en el dolor de espalda.
Un estudio publicado en Frontiers in Microbiology indica que un microbioma no equilibrado puede acelerar el deterioro de la columna. La conexión entre el intestino y la columna se encuentra en la inflamación que esto puede causar.
La mala salud intestinal se vincula con el dolor de espalda, según nuevas investigaciones sobre el eje intestino-columna.
Franziska Denk, neurocientífica del King’s College de Londres, destaca la comunicación constante entre el intestino y la médula espinal, sugiriendo que la mala salud intestinal no solo provoca inflamación, sino que también afecta la sensibilidad del dolor.
La relación entre mala salud intestinal y dolor de espalda se explica principalmente a través de la inflamación, recoge el medio Infobae. A este respecto, la médico de cabecera Gill Jenkins señala: “Nuestro intestino y nuestra columna vertebral están más conectados de lo que parecen. La inflamación crónica o el desequilibrio intestinal pueden desencadenar una inflamación sistémica, que sensibiliza los nervios y los músculos, y en ocasiones empeora el dolor de espalda”.
Dieta y prevención
Una dieta con un alto contenido de alimentos inflamatorios, como los ultraprocesados, puede agravar el dolor de espalda. En contraste, adoptar un enfoque alimenticio antiinflamatorio, como la dieta mediterránea, podría ayudar a reducir dicha afectación.
Los nutrientes como la vitamina D, el calcio y el magnesio son vitales para la salud musculoesquelética. De lo contrario, la mala absorción puede contribuir al dolor crónico, siendo el intestino el centro de esta problemática.